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Resignación, indiferencia, impotencia en algunos casos y cierto miedo a contestar ante la cámara, esas son algunas de las palabras que definen a los vecinos y comerciantes de la calle Arxiduc Lluís Salvador sobre las obras de remodelación que se están llevando a cabo en la calle. Las opiniones fuera de cámara son más fuertes que delante de ella, ya que muchos consideran que de nada sirve protestar pues al final el Ajuntament hará lo que quiera como ocurre casi siempre cuando se trata de una obra bendecida y orquestada desde Cort. Lo cierto es que, como en todas las obras, los vecinos ya están cansados de tener que circular en zig zag y ver cómo sus comercios y casas se llenan de polvo por el movimiento de tierras de las máquinas. Dicho esto, la mayoría ve con malos ojos que la calle, que no es céntrica, pierda una cantidad importante de plazas de aparcamiento, muy necesarias para ir a algunos comercios a realizar compras. Tampoco entienden que al no ser una calle donde haya mucho movimiento de peatones sea necesario ensanchar las acera y restar espacio a los coches.