Rosario Flores posa con Blanca Ros, Elena y María Muñoz Hidalgo y Pedro Torres Perelló. | Eugenia Planas

TW

El Festival 125 Veranos de Ultima Hora sirvió para celebrar el 125 aniversario de la fundación de este rotativo. Más de 3.500 personas acudieron a un gran concierto en el recinto de Son Fusteret de Palma en el que actuaron Rosario, Antonio Carmona y el dúo formado por Jaime Anglada y Carolina Cerezuela.

La velada comenzó en una tarde soleada en la que una generosa brisa aliviaba las altas temperaturas. Miles de personas llegaban ilusionadas por el hecho de escuchar a sus ídolos e inmortalizar el momento con las cámaras de sus teléfonos. La presidenta del Grup Serra, Carmen Serra, acompañada de directivos del diario y de la familia Tous, nietos y bisnietos del fundador del diario, Josep Tous i Ferrer, recibió a los cerca de trescientos invitados en la zona vip, empresarios, directivos de la banca y de diferentes instituciones, hoteleros, directores de asociaciones o entidades, publicistas, y representantes de sectores varios de la sociedad insular.

Cerca del escenario pudieron disfrutar del exquisito cóctel servido por Turquesa Catering y unirse al fervor popular cuando sonaron las primeras notas musicales. El dúo Anglada-Cerezuela hizo un repaso a los mejores temas de su disco elevando la efervescencia colectiva con su tema Manzana de caramelo en esta velada con carácter solidario, ya que parte de los beneficios irán destinados a Aspace Balears.

Clamor absoluto al pisar el escenario el hijo del Habichuela, el incomparable Antonio Carmona, acompañado por excelentes músicos y arropado por la destacable profesionalidad de los técnicos de sonido de la empresa Trui. Para que tu no llores así, Me encanta y otros temas de su trabajo discográfico Obras son amores fueron coreados por el público.

Cerca de la medianoche, Rosario Flores salió al escenario como un huracán de energía y latido racial en estado puro. La artista presentó su último trabajo, Noche de Gloria, y enloqueció al público con sus interminables ráfagas de sentimiento llevado al extremo. La noche, además de estar envuelta por música y gastronomía, dejó una huella de sentimientos diversos. La historia de Ultima Hora se escribía entre fusas y semifusas un verano más, 125 años después.