Patricia Juncosa, Alejandro Ysasi, Daniel Amorós, Llorenç Carrió y Sebastián Munar. | Eugenia Planas

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La Fundación Pilar i Joan Miró ofreció el "work in progress" del proyecto Pink Room iniciado hace dos años en Menorca y que se mostró por vez primera en Rissaga: Nova Onada d'Artistes Menorquins . El propósito de la estancia de Daniel Amorós en Mallorca, en la residencia artística de la Fundació, fue la continuidad de su proyecto Pink Room , una perfomance-concierto formada por la proyección de una serie de acciones específicamente diseñadas para una locación en particular y la puesta en escena de canciones cantadas a capela mientras el público observaba su trabajo. En este evento cultural, al que acudieron autoridades políticas y personas relacionadas con el arte, se pudo disfrutar de la proyección de cuatro perfomances: Eva (2016), Venus (2015), Danse Macabre (2013-2017) y Ophelia (2017). Pink Room representa el proceso, desde la negación hasta la aceptación, a la que se enfrenta el sujeto en la construcción de su propia identidad mientras subvierte la concepción binaria del género y de la sexualidad, sin pilares de dominación y sumisión.