Las obras de reforma de la Lonja de Palma están a punto de terminar. | Pere Bota

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Acceder a la cubierta de sa Llonja por sus retorcidas escaleras, detenerse en cualquiera de los grafitos o marcas, algunos históricos, impresos en sus paredes y atender a las explicaciones de cómo, tramo a tramo, se construyeron estos accesos de unos diecisiete metros altura es una ruta que merece la pena no perderse. Y así lo entiende el arquitecto Pere Rabassa, encargado de la rehabilitación integral del edificio de Sagrera.
Sobre el tejado, ahora plano, este monumento del gótico civil ofrece una imagen privilegiada que «permite realizar una mejor lectura del edificio y entenderlo íntegramente», sostiene el arquitecto. Este es uno de los «razonamientos» que justifican que en este proyecto se haya quitado la cubierta de cuatro aguas instalada en el siglo XVII, dos siglos después de su construcción. Así, aunque no es una propuesta firme, cree que sería «factible que se hicieran visitas guiadas». Eso sí, tomando «medidas de seguridad». Incluso, no descartaría la posibilidad de añadir un «mobiliario sencillo» para que puedan sentarse y observar las vistas.
La cubierta se da un lavado de cara. Los operarios aplican una capa de hidrofugante al trespol, que ya dispone en cada bóvedas de cuatro punto de ventilación, que evitarán humedades, y otros de iluminación.
Una panorámica de la bahía de Palma, el Castell de Bellver, la Seu, la Almudaina... Nada escapa de la vista de sa Llonja, en la que se concluye ya la primera fase de la rehabilitación integral.
Las fachadas, limpias y liberadas de andamios, permiten ver cómo el tratamiento ha respetado la patina original de la piedra, con un color más oscuro. «Bajo la cornisa corrida y en las zonas más protegidas es donde se aprecia y conserva mejor», explicó la restauradora Mabel de Rojas. En las zonas altas, «la piedra está más lavada y afectada por el viento», por eso, está más clara.
Sa Llonja abrirá sus puertas tras el verano, antes deberá acometerse la segunda fase de adecuación del sistema eléctrico, sonido e iluminación. Además, según explicó Rabassa, están previstos otros proyectos como el cambio de las ventanas, la restauración de las dos escaleras que conducen al terrat y la iluminación de la cubierta. A posteriori, se restaurarán las esculturas exteriores y el portal del Àngel. Y sa Llonja volverá a ser la del siglo XV.