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Marchica, el emblemático local de copas de las noches mallorquinas, abrió al público su terraza en el transcurso de una fiesta en la que todos los asistentes fueron invitados a unos refrescantes mojitos. A partir de las nueve de la noche, se ofreció una cena-fiesta privada a los amigos de la casa entre los cuales se encontraban representantes de diferentes sectores de la sociedad. El relaciones externas del local, Tommy Ferragut, se encargó personalmente de que la cena fuese un éxito. Se estrenaron terraza, bronceados y vestidos de cóctel veraniegos.