Un lujo de yate

El superyate Octopus de Paul Allen, quien fuera socio y co-fundador con Bill Gates de Microsoft, se encontraba fondeado ayer tarde frente a Puerto Portals. Una gran expectación la que despertó el impresionante barco, entre turistas y amantes de la náutica que se percataron de la lujosa embarcación. Para los más curiosos se cuenta, pues no pude llegar a entrar, que en sus entrañas hay una cancha de basketball, un pequeño cine, un estudio de música, un minisubmarino amarillo que puede alojar a ocho personas por más de dos semanas bajo el agua y otro submarino más que opera por control remoto para estudiar el fondo del oceáno, dos helicópteros para trasladar a sus invitados desde uno de los dos helipuertos del yate hasta tierra y siete «pequeñas», eso de pequeñas es relativo, lanchas auxiliares.
Se estima que el coste de mantenimiento es de 20 millones de dólares al año y que en su día se compró, recién estrenado en 2003, por 200 millones de dólares.
La embarcación mide 126,18 metros de largo, y necesita una tripulación de 60 personas para su mantenimiento. El único problema de este impresionante yate no es el consumo, sino que no puede amarrar en uno de los pantalanes de puerto Portals. El barco también cuenta con una piscina, pero lo más probable es que estos días sus invitados no puedan disfrutar de un baño ya que el tiempo no lo permite, a no ser que el agua esté climatizada. Lo cierto que el interior debe de ser un derroche de lujo ya que fue amueblado por el diseñador Jonathan Quinn Barnett.
Los amigos y conocidos que naveguen con el Octopus deben disfrutar de todo tipo de sensaciones, como pisar un suelo de vidrio teniendo la vida submarina a sus pies.
Por cierto, ¿tendrá internet en el interior?