La directora artística Martina Benvenutto, el pintor Carlos Prieto y el empresario Jaime Mas García. | E.M.

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La que fuera en tiempos pretéritos elegante casa señorial y aristocrática, con la sala más grande de Ciutat, símbolo del esplendor de una época ya muerta, quizás con alguna esperanza de resurrección, aunque dicen que la esperanza es la excusa que nos ponemos los bobos romanticones para no ver la realidad y alargar la decepción, se ha convertido en hotel. La casa cerrada durante muchísimos años parecía imposible de vender, pues estuvo en el mercado años infinitos. Su sobria fachada, cubierta de pintadas horrendas e irrespetuosas con la belleza máxima escondía hasta el jueves pasado el lujo más solemne que ha vivido Palma gracias a su aristocracia.

El pasado jueves abrió las puertas a la sociedad mallorquina el nuevo y superfantástico hotel Nobis Palma, y lo hizo regalando a sus invitados una noche cargada de glamour y diseño. La propiedad está ubicada en uno de los edificios más antiguos y con más historia de Palma, que data del siglo XII, cuando fue originalmente construido como un palacio musulmán durante la etapa islámica y medieval de las Balears. El hotel cuenta con estancias totalmente únicas, con un patio interior soberbio, presidido por el blasón de sus antiguos propietarios, y arcadas que dan acceso a sus amplias zonas comunes decoradas con un gusto totalmente exquisito, pero no mallorquín.

Qué difícil es conservar el alma de una casa que acogió durante generaciones a personas distinguidas, cultas y también refinadas, cuando serlo era obligatorio. La inauguración supuso el vivir una noche con muchas caras conocidas entre ostras y champagne disfrutando cada instante como la gran noche en uno de los nuevos hoteles de lujo que se adhiere a una lista que hace pocos años parecía impensable. Enhorabuena y que sea un gran éxito comercial, pues de ese éxito nos beneficiaremos todos.