Susy Gómez y Cristina Gómez, frente a la pantalla producida por Lo Músic de Toni Llobera. | Esteban Mercer

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Baró fue fundada por María Baró, una catalana aventurera y en Sao Paulo en 1999, y desde esa ciudad imponente brasileña ha conseguido recorrer el mundo a través de las ferias de arte más importantes y regresar a España como un referente del arte internacional en la escena artística brasileña y, al mismo tiempo, ha traspasado fronteras, llevando el arte latinoamericano a todos los rincones del planeta. Comenzó su desembarco europeo con la creación del programa Baró House en Madrid, como un espacio experimental para encuentros entre creadores, pensadores y coleccionistas. En 2021, da a luz a Baró Mallorca, inaugurándose como una nueva propuesta de espacio para el acercamiento entre Europa y América, con el fin de establecer un diálogo con el amplio panorama artístico que ofrece el Mediterráneo.

Hoy es la casa que acoge la obra y la persona de nuestra querida y admirada Susy Gómez, que inauguró la semana pasada una exposición que deja extasiados a los que conocen la trayectoria vital y artística de la artista. De la época tormentosa que le ha tocado vivir en los últimos meses, de las guerras con una y con otros que las provocan, Susy da a luz una obra que exhuma paz, tranquilidad, me atrevo a decir que el inicio de una conformidad de la artista con lo vivido hasta hoy. Sorprende al entrar la primera de las piezas que conforman la exposición, Campos penetrables. Una bala de paja sobre la que la artista ha colocado una silla sesentera de hierro forjado, típica de las terrazas de hotel. Se ha sentado a esperar tranquila lo que vendrá.

Y lo que viene es una sucesión de piezas nacidas durante los últimos meses, alguna icónica, para acabar con una imagen bellísima grabada por su marido Juanan Horrach Moyá en la que la figura de la artista sobresale entre un inmenso trigal que baila suavemente con el viento que la agita, lo mismo que la melena color trigo de la creadora de este vídeo proyectado sobre una pantalla gigantesca que regalando paz en medio de la agitación diaria resulta un regalo para los que la queremos y defendemos. En Susy nada es casual, artista multidisciplinar.

A principios de los años 90 comenzó a realizar sus primeras exposiciones, destacando como una de las artistas más prometedoras del panorama artístico del momento. Utilizando diferentes soportes –escultura, instalación, pintura, dibujo, vídeo y performance– esta artista mallorquina desarrolla una obra autobiográfica en la que objetos cotidianos se convierten en metáforas: vestidos, corazones, ojos, casas, flores, barcos, mariposas, sillas... Su trabajo ha sido principalmente construido a partir de una reflexión sobre la identidad con el deseo de explorar la intersección entre arte y espiritualidad, acción social e identidad individual, apelando a la posición que ocupa el sujeto en el mundo contemporáneo.

Para Susy Gómez cuestionar el presente, el destino, el sentido de la vida y los vínculos espirituales desde múltiples ámbitos se convierte en una necesidad vital ineludible que la lleva a reflexionar sobre la realización, decodificando las diferentes relaciones que se establecen entre el sujeto y el contexto en el que se encuentra inmerso. Esto demuestra una voluntad de mostrar que no hay una única forma de identificar las cosas, sino muchas. A nivel conceptual su universo no solo exige una actitud espiritual de los espectadores, sino que también exige un vaciamiento de creencias, la desmaterialización del ego, la historia personal, la responsabilidad por nuestros propios pensamientos, sentimientos y acciones, e invita a los espectadores a trascender la máscara social, y descubrir su identidad y el lugar que ocupan en la conciencia colectiva e individual.

Campos penetrables es la celebración del amor, un gesto de memoria de un espacio tiempo, que vive del tempo del corazón, de la relación entre los cuerpos, del tú, del mí, del nosotros. De la relación de pareja, la plasticidad de la vida, de sus coreografías emocionales con la reciprocidad de perspectivas existenciales relacionales –del observador y del observado–. El título hace referencia por una parte a la localización de la casa-estudio de la artista y su pareja en Campos. La artista estuvo rodeada de amigos, muchos de ellos de prestigio incuestionable, profesional y social, y no faltó la presencia, cada vez más presente de su hija, Uma Kim Gómez, tan suave y tan duramente protectora al mismo tiempo. La mujer. Sigo que con los que quiero me emociono demasiado.