La marquesa de Vívola, la princesa de Vidin, José Ramón Bauzá, Àngels Mercer, Maria Cotoner y Borja Arteaga Barreiros. | Esteban Mercer

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En su magnífica casa de Sol de Mallorca Francesca e Iñigo López de la Osa, quisieron celebrar la que ha sido sin duda una de las grandes veladas de Mallorca en lo que llevamos de temporada. La fiesta del año, perfecta, equilibrada, elegante y con unos invitados dispuestos a disfrutar de todo y de todos. La casa baja hasta el mar, así que la bajada hacia las terrazas donde se sirvió el aperitivo se convirtió en magia.

Mar, estrellas, Luna y luces rosadas creando un ambiente muy particular. Los anfitriones estaban exultantes al poder recibir a sus amigos por primera vez en la que es su residencia mallorquina. Ciudadanos monegascos y con una estrecha relación con algunos miembros de la familia principesca, no faltaron algunos nombres importantes del principado, pero impera la discreción en estos casos. Siempre es un placer conocer a los que hacen que ese país sea único, se lo aseguro.

Tras la copa de bienvenida bajamos hasta la piscina para ocupar nuestro sitio en las mesas, perfectamente vestidas y con una decoración floral deliciosa. Se sirvió la cena, ligera, con un rape que quitaba el sentido como plato principal y a los postres saltó la sorpresa. Apareció sobre el escenario que sobrevuela la piscina el gran Alessandro Ristori y The Portofinos, llegados directamente del club de Flavio Biatore, el Billionaire, donde actúan todo el verano. Y ese era su día libre, pero por Francesca, la maravillosa, eléctrica y elegante anfitriona, quisieron hacer el esfuerzo y darlo todo sobre el escenario.

Bailamos como nunca, o casi nunca, y fuimos conscientes de estar viviendo una velada única, de privilegio. Tras la actuación increíble del gran Ristori, que acabó en la piscina obviamente, fue el turno del gran Paco Colombás, el único, el que maneja una fiesta como nadie. Y fue el turno de los más jóvenes. Fue una noche llena de jóvenes, la nueva generación de chicos y chicas elegantes, educados, modernos y criados por el mundo que están llamados a sacarnos de este embrollo. Menuda les queda.

La lista de invitados no podía ser más exquisita. Cristina Macaya apareció del brazo de su hijo Javier Macaya y fascinaron con su fuerza, lo mismo Agatha Ruiz de la Prada que llego acompañada de Andrea Levy, que es monísima, y encantadora. Con ellas mi gran amigo Chema Rodríguez, artista y sevillano, y muy buena gente. Listo como el hambre. Konstantin de Bulgaria y la elegantísima María García de la Rasilla fueron la pareja perfecta en competencia con los anfitriones y Rocío Barreiros y Borja de Arteaga, marqueses de Vívola y grandes amigos de los anfitriones. Simoneta Gómez Acebo, su hermano Bruno Gómez Acebo, que confundí con el rey Felipe, aunque nadie vea el parecido; Mayte Spínola, y su hija Mayte Barreiros con Jaime Jaume o la maravillosa Bea Roche Cisneros, que es un ángel sobre la tierra. Y sigo.