Billy Vunipola, que milita en el equipo británico de los Saracens y en la selección de rugby de Inglaterra, entrando en los juzgados. | Julio Bastida

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Agentes de la Policía Nacional tuvieron que disparar hasta en dos ocasiones su pistola táser contra un jugador de rugby que se encontraba muy alterado y agresivo en un pub del Paseo Marítimo de Palma. Se trata de Billy Vunipola, que milita en el equipo británico de los Saracens en la Aviva Premiership y en la selección de rugby de Inglaterra.

El deportista, según fuentes próximas al caso, se encontraba en el interior del local visiblemente alterado, supuestamente, bajo los efectos del alcohol o de algún tipo de sustancia, tratando de agredir a los clientes y al personal de seguridad. Los hechos tuvieron lugar a las 04:30 horas, en el Epic, cuando los porteros se vieron en la necesidad de pedir ayuda a la Policía Nacional para poder controlar a semejante gigante. El jugador de rugby mide 1,88 y pesa 126 kilos de puro músculo. En un momento dado y, por causas que se desconocen, se quitó la camiseta y se enfrentaba a cualquier persona que pasara por su lado. De hecho, cogía las botellas y taburetes del local para agredir a los responsables de seguridad.

A la llegada de las primeras patrullas, los agentes tuvieron que desalojar todo el local para evitar que lastimara a personas inocentes. Acto seguido, los policías trataron de dialogar con el violento australiano que no paraba de retar a los agentes y mostrar su gran musculatura. El deportista no esperaba que los funcionarios policiales sacaran las pistolas tásers y le lanzaran una descarga. Debido al gran peso y corpulencia del gigante, el primer disparo no le hizo nada y tuvieron que realizar una nueva descarga. En esa ocasión, tampoco lo tumbó, pero lo dejó desconcertado momento en el que ocho policías se le tiraron encima y consiguieron reducirlo y ponerle los grilletes (esposas). Con serios problemas consiguieron introducirlo en el vehículo policial y trasladarlo hasta Son Espases. Una vez en el centro médico, le tuvieron que sedar y colocarlo en una cama con correas. Hasta que le hizo efecto la medicación, cuatro vigilantes del hospital y varios policías tuvieron que controlarlo para evitar que se escapara y causara daños personales y materiales.

Finalmente, le administraron medicación que le dejó dormido hasta que se tranquilizó y se le pasó el efecto de las sustancias que había ingerido previamente. Por la tarde, fue puesto a disposición judicial en los juzgados de Vía Alemania de Palma.