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«Un café con bichos», sin duda, es la frase de la semana. Algunos la utilizan en modo jocoso y otros, la mayoría, continúan aún impactados por el ingreso en UCI de una joven de 21 años de edad intoxicada por tomar café en el aeropuerto. No era un café normal. O sí pero con bichos. Al menos, los insectos que flotaban en su interior, han provocado una oleada de reacciones y comentarios que confirman que lo de este lunes no fue un hecho aislado.

Eran poco más de las diez y media de la mañana. La joven afectada pasó 36 horas en la UCI tras sufrir una grave reacción alérgica producida justo después de beber un café en el aeropuerto de Son Sant Joan que estaba contaminado por insectos y que compró en una máquina expendedora cercana al control de acceso de trabajadores por el que pasaba todos los días. Los hechos se pusieron en manos de la Policía Nacional por un posible delito contra la salud pública y lesiones imprudentes.

La joven trabaja para una compañía aérea y, junto a otros compañeros, acudió a una máquina para tomar un café. Según relatan testigos, nada más ingerir el líquido, se percató de un sabor extraño y, al ahondar en el vaso con la cucharilla, encontró que había varios insectos. Al poco tiempo se desencadenó un shock anafiláctico y una grave crisis alérgica. Se le comenzó a hinchar la cara y presentaba dificultades para respirar. Fue atendida por servicios sanitarios del aeropuerto que, de forma inmediata, le suministraron adrenalina y otros fármacos para poder estabilizarla. Tras esa intervención fue trasladada a una clínica de Palma donde ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos.

La víctima, además de los problemas para respirar, sufrió distintas hinchazones en buena parte de su piel. La denuncia, presentada por la familia junto al abogado Antonio Martínez Quereda, alerta de un posible riesgo para la salud pública por la presencia de insectos en la máquina y un deficiente mantenimiento de las instalaciones. El aparato fue clausurado tras el suceso.

La máquina que provocó la crisis fue automáticamente precintada

El revuelo provocado por el ingreso de la intoxicada, condujo al aeropuerto de Palma a abrir una investigación para saber qué había podido contaminar el vaso de café de máquina. Se dio orden a la empresa concesionaria de la máquina expendedora de revisar todas tus máquinas, que fueron preventivamente clausuradas hasta descartar que exista riesgo para la salud pública.

«Me acuerdo de coger el café para bebérmelo en clase y a los diez minutos empecé a encontrarme mal». Fueron las primeras palabras de la joven a un medio de comunicación, las siguientes fueron todavía más contudentes: «Al llegar a la UCI a mi novio le dijeron: 'da gracias de que no haya llegado un cadáver'». Avanzando en su recuperación, la joven relata que los momentos más duros se produjeron durante el traslado en la UVI móvil, tras ser atendida primero por los servicios sanitarios de Son Sant Joan: «Fue cuando me puse peor, me empezó a doler la cabeza muy fuerte y empecé a convulsionar». También en la UCI, donde estuvo desde el lunes al miércoles por la mañana: «Lo pasé mal, verme sola, con todos esos tubos». Luego ya más aliviada, «por lo menos estoy acompañada», decía desde planta aún quejándose de dolores y sufriendo todavía las consecuencias de la crisis.

En todo este proceso, ha preferido no ser identificada pero sí quiso contar, paso a paso, cómo sintió la intoxicación invadiendo su cuerpo: «Al volver al aula moví el café y vi antenitas y alitas. Al poco tiempo le dije a mi compañera: 'No veo'». Su estado se agravó en pocos minutos: «Yo no me asusté tanto porque casi no me enteré. Perdí la conciencia». Antes de ese momento, trató de protestar por su café contaminado: «Lo primero que hice cuando vi el café fue llamar a la empresa responsable y me dijeron que acercara el móvil y que me devolvían los 50 céntimos. Lo hice con la buena fe de que no le pasara a otra persona, les dije que no quería el dinero sólo que hicieran algo». Su intención, ya con lo sucedido un poco más reposado, continúa siendo denunciar a la empresa y evitar que se repita una situación similar a la que ella vivió.

La clave de la investigación pasa por acreditar qué originó la crisis alérgica

Mientras tanto, las máquinas no han caído en el olvido, la policía científica ha tomado muestras para llevar a cabo el análisis de la que provocó la reacción en la joven. Pretenden acreditar si, efectivamente, había un mantenimiento deficiente de la instalación e insectos en su interior. El dispositivo había sido precintado en la tarde del miércoles para evitar que se manipularan las pruebas.

Este análisis constituirá la prueba central que demostrará si los gorgojos u otros posibles insectos fueron los causantes del shock anafiláctico. Por el momento, la policía ha constatado que otras personas consumieron café del mismo dispositivo sin sufrir ninguna reacción adversa. Otro elemento importante de la investigación es el mismo vaso de café ya que, en principio, no fue salvaguardado de manera que se pueda acreditar una cadena de custodia válida. La investigación también aguarda informes médicos para establecer la causa exacta de la crisis que sufrió la joven. Los agentes tendrán que establecer si los insectos que aparecen en las fotografías del vaso que se aportaron con la denuncia provenían de la máquina o si acudieron después al líquido.

Los expertos no tienen claro lo ocurrido. Miguel Ángel Miranda, catedrático de Zoologia e investigador del Instituto de Estudios Agroambientales de la Universitat de les Illes Balears (UIB), espera que las autoridades hayan conservado el vaso con café para análisis posteriores. Con toda la cautela, porque sólo ha podido ver la fotografía del vaso en cuestión, Miranda descarta a priori que se trate de mosquitos y apunta a otro tipo de insectos. «Imagino que se los habrá quedado la policía y que los hará llegar a un entomólogo profesional para que los analice, porque estamos ante un caso muy extraño», dice.

Fuentes solventes del sector de exterminación de plagas muestran también su desconcierto sobre el caso sucedido en Mallorca que ha tenido eco a nivel nacional. «Es algo nunca visto hasta ahora», dicen. Reconocen que «no es improbable que una mosca ponga huevos en la zona sucia de una máquina de vending de café (la rejilla sobre la que caen los restos una vez se llena el vaso), pero no se entiende cómo pueden haber ido a parar insectos al vaso cuando este tipo de máquinas tienen el agua en compartimentos estancos o bien la cogen directamente de red, pero la pasan siempre por un filtro», explican.

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La asociación de máquinas expendedoras defiende su servicio y asegura que se trata de algo puntual

La Asociación Nacional Española de Distribuidores Automáticos (Aneda) ha enviado un mensaje de «tranquilidad» a los consumidores en un comunicado que envió este jueves, Aneda subrayó que se pone de «inmediato» a disposición de la investigación para tratar de ayudar en aclarar lo sucedido. «Con cautela, prudencia y el máximo respeto a la persona afectada», han añadido. En esta línea, han señalado que las empresas que dan servicio de venta automática ('vending') deben cumplir unos parámetros y controles de calidad y seguridad alimentaria, así como análisis exhaustivos de limpieza y mantenimiento en las máquinas. «En Aneda somos los primeros interesados en saber qué ha podido ocurrir y cómo ha sucedido», han asegurado, remarcando que, por ello, están en contacto con la empresa operadora para hacer un seguimiento del caso.

Con todo, han traslado un mensaje de tranquilidad a los consumidores, indicando que cada día se toman en España millones de cafés de máquina expendedora y que las empresas, según han insistido, velan por mantener los máximos estándares de calidad e higiene. Desde Aneda han deseado una pronta recuperación a la mujer afectada.

La versión de los trabajadores es otra, empleados de la empresa que mantiene las máquinas de café en Son Sant Joan documentaron con fotografías el deficiente mantenimiento de estos aparatos. Las imágenes, aportadas por antiguos trabajadores, mostraron acumulación de suciedad en el interior de los aparatos y responderían, según estas fuentes, a que la escasez de plantilla provocaba que se espaciara demasiado la limpieza. Así, en algunas se acumulaban los restos de cafés y leche mezcladas en depósitos durante días. Y no sólo eso, distintos trabajadores del aeropuerto señalan que la presencia de insectos en cafés «no es una novedad» y que se han producido distintos episodios en los últimos meses.

Mientras que muchos piensan en no volver a tomarse un café de máquina en lo que les quede de vida; en el aeropuerto de Palma, no se ha producido ningún tipo de sorpresa. La noticia de la veinteañera, víctima de un shock anafiláctico, sí ha impactado en la plantilla pero no ha provocado la misma reacción la imagen del vaso de café repleto de insectos. Para la mayoría de trabajadores consultados por este periódico, es costumbre encontrar en la zona de máquinas expendedoras y en algunos de sus productos, la presencia de estos pequeños visitantes.

Evitar los cafés de las máquinas es habitual para los trabajadores del aeropuerto

Los trabajadores del área comentan que, al estar ubicados en la «zona cero» de las obras de reforma, el servicio de revisión de las máquinas no pasa por allí las mismas veces que por otras zonas más transitadas. Uno de ellos explica su experiencia: "Lo del café no es nada nuevo, yo de ahí no bebo ni agua a no ser que sea embotellada, en esa zona las máquinas todavía se revisan menos y la empresa a veces ni pasa por ahí; yo incluso las dejaba desenchufadas pero volvían a conectarlas".

Al parecer, el problema de los insectos en el recinto no sólo se acota en la zona de control de accesos en la que la joven tomó ese café, otros trabajadores, incluso de la zona de pistas, hablan del estado de las máquinas de sus salas de descanso: "Con esas máquinas es normal que haya pasado esto, en las de nuestra sala salían los cafés con cucarachas«. Además, muestran preocupación tras lo ocurrido ya que la mayoría de ellos realizan turnos nocturnos o de madrugada y se beben el café confiando en que el contenido sea el adecuado. »No pueden tener este servicio así porque, la verdad, cuando entras pronto por la mañana y vas medio dormido, te tragas los insectos fácilmente", reflexiona uno.

Otra trabajadora, incorporada en la plantilla desde mayo del 2022, aseguró que nunca ha presenciado la revisión de esas máquinas. «Llevamos ya un tiempo sufriendo esto de los bichitos, como mínimo un año», explica. Ella misma pasó por una de estas experiencias: «Personalmente, a mí me salió una cucaracha en un café y a otra compañera le salieron otros bichitos en un té». Tras estos incidentes, ese grupo de trabajadoras, además de dar parte sobre el estado de las máquinas, decidieron ponerse una cafetera en su vestuario, «ahora sólo bebemos café de ahí», afirman.

En el caso de la empresa que lleva la actividad en el aeropuerto, no han querido aún pronunciarse al respecto. Los trabajadores defienden que, aunque hay máquinas de diferentes proveedores, muchas de ellas presentan problemas. «La empresa viene a menudo a recargar y recaudar, pero limpiarlas, poco», sentencian. De hecho, en las redes sociales ha sido fácil localizar historias parecidas, una de ellas la de Alba Hughes.

«Aprovecho todo el drama que ha habido estos días con la chica que se ha intoxicado por tomar café en el aeropuerto para contaros lo que me pasó a mí»; así comienza su historia la usuaria de TikTok, Alba Hughes, publicando un vídeo en la red en el que narra su desafortunada experiencia con las máquinas de café que ahora están en entredicho. La joven ha publicado hasta dos fotografías en las que pueden verse nítidamente insectos flotando en el líquido.

El infortunio de este nuevo testimonio comienza hace unas dos semanas, tal y como ella misma explica, en el momento en el que sale de casa para incorporarse a su puesto de trabajo en el recinto aeroportuario, donde trabaja para TUI. «Normalmente me traigo el café de casa precisamente porque no me fío de las máquinas pero empecé temprano e iba justa de tiempo y fui a la máquina a por café, me lo tomé y seguí mi jornada». No fue en ese primer café mañanero cuando aparecieron los pequeños visitantes. Horas más tarde, Alba fue a por otro café y se encontró la sorpresa.

Tras las reacciones que ha provocado, el vídeo ha desaparecido de la red

«Saqué tres cafés, dos para mí y otro para un compañero. Sólo puedo dar gracias a Dios por mirarlo antes de darle un sorbo», explica. En ese momento descubre varios bichos flotando en dos de los cafés; por lo que registró el suceso con dos fotografías. «Hice las fotos obviamente para reclamar», aclara. Tras hacerlas, procedió a llamar al teléfono que indicaba la máquina; la respuesta de la empresa fue: «disculpe las molestias». La joven describe su enfado tras recibir esa respuesta porque considera que eso demuestra que ya sabían lo que ocurría. «Yo no quiero ni el dinero ni nada de ellos, no quiero nada a cambio, di el aviso simplemente por el mantenimiento de la máquina; se ha tenido que poner alguien enfermo para que se den cuenta», dice.

La usuaria acaba su vídeo diciendo que «no volveré a tomar un café jamás de ahí, lo traeré de casa». El vídeo, que misteriosamente ha sido borrado pocas horas después de su publicación, ha suscitado numerosos comentarios en los que otros trabajadores han compartido sus experiencias y la mayoría defiende que este tipo de incidentes se comunicaban a la empresa que se encargaba de las máquinas. Este diario ha tratado de ponerse en contacto con ellos pero, por el momento, no se ha producido ninguna respuesta oficial.