Dos varones frente a la casa de Pollença donde fue asesinado a hachazos el anciano.

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En la noche del 13 de enero de 2014, hace ya más de diez años, Llorenç Colom, un jubilado de 84 años, regresó a su casa de Pollença y fue atacado salvajemente por un conocido, que le destrozó la cabeza con un hacha. Esta es la crónica de un crimen que sacudió la localidad mallorquina y que se saldó, meses después, con la detención de dos acusados y tres encubridores. Finalmente, solo Joan Cifre 'Escorpí' fue condenado. La Guardia Civil siempre sospechó que más personas participaron en el homicidio.

El anciano, esa noche, parece ser que estuvo en un bar del pueblo y vieron que llevaba una importante cantidad de dinero encima. Le siguieron a su casa, en la calle Gonzalo Ferragut, y luego le asestaron una entre ocho y nueve golpes mortales en la cabeza, con un hacha. Le envolvieron el cuerpo con una manta y el rostro quedó tapado. Días después, cuando sus hermanos acudieron a la casa, extrañados de que no tuvieran noticias de él, a pesar de que habían quedado, descubrieron horrorizados lo ocurrido.

La investigación del caso fue «atípica». Desde que el nuevo jefe de la Guardia Civil tomó posesión del cargo, potenció la investigación y descentralizó las diligencias. Así pues, el coronel Jaume Barceló impulsó que fueran los agentes del cuartel de Port de Pollença y la Policía Judicial los que investigaran el crimen, cuando lo habitual era que se ocupara de estos casos el Grupo de Homicidios.

Uno de los detenidos por la Guardia Civil, meses después del crimen.

La jugada salió bien, ya que las pesquisas se centraron en la baja delincuencia de Pollença y los alrededores. De hechos, los dos autores materiales del crimen tienen antecedentes y se movían en ambientes turbios de la localidad. El caso se complicó porque en esos días Pollença estaba de fiesta, con lo que algunos testigos no fueron localizados hasta días después y no aportaron datos relevantes. Al final, los investigadores recompusieron el puzle del crimen.

La noche del lunes 13 de enero de 2014 Juan Cifre acudió al domicilio de Llorenç Colom en Pollença. Ataviado con un casco y una linterna frontal, iba a pedirle dinero y empuñaba un hacha. «Me dijo que no me daba nada, me trató de drogadicto y nos peleamos. Le pegué un golpe con el culo del hacha y me fui. Un solo golpe. No recuerdo el dinero que me llevé», confesó Cifre. «Maté al hombre con este hacha. Yo solo», insistió.

Martí Taura y Juan Cifre, en el banquillo de los acusados.

Joan Cifre 'Escorpí' y Martí Taura 'Mosca' fueron acusados de haber terminado con la vida de Llorenç Colom y se enfrentaban a una petición del ministerio fiscal de 25 años de prisión por delitos de asesinato y robo con violencia. Aquel 13 de enero, por la tarde, estuvieron juntos en el bar Dragut de la localidad. Bebieron cerveza y Llorenç Colom, según el relato del fiscal, les invitó. Los dos observaron los billetes de 50 euros que asomaban en su billetera.

El fiscal, en su calificación, señalaba que apagaron el diferencial del suministro eléctrico para evitar ser vistos desde el exterior. Martí Taura agarró a Llorenç Colom para evitar que se defendiera y Juan Cifre le agredió con el hacha en la frente. La víctima cayó al suelo y le asestaron varios golpes más. Los procesados le registraron los bolsillos de los pantalones y se apoderaron de 1.000 euros que llevaba en la cartera. Después sustrajeron otros 2.000 euros que estaban depositados en el cajón de la cómoda. Martí Taura negó en el juicio que participara en el crimen. «Juan me ha metido en este asunto por no entrar solo en la cárcel. Ya no nos llevamos bien».

Durante el juicio, sin embargo, saltó la sorpresa. El tribunal dejó libre a Martí Taura. Su abogado, Jaime Campaner, concluyó que «se dio carpetazo rápido al asunto, habían transcurrido más de cuatro meses sin que hubieran detenciones. Nos contentamos con las declaraciones contradictorias del tonto del pueblo, con perdón de la familia, a pesar de que no haya un solo vestigio que permita situarlo en el escenario del crimen, que ya sería suficiente para su absolución».

Finalmente, en junio, un tribunal de la Audiencia de Palma impuso 21 años de cárcel a Joan Cifre por asesinar y robar al anciano, de 84 años de edad. Nunca se sabrá si la Guardia Civil iba bien encaminada al concluir que hubo más de un implicado.