El acusado en los juzgados de Manacor, durante su declaración ante el juez.

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El 22 de julio de 1988, hace casi 36 años, un conocido cocinero de Manacor, Pedro Nicolau Llull, de 67 años, fue cosido a puñaladas en su humilde vivienda. Días después, un joven con el que había mantenido una estrecha relación confesó el crimen, pero alegó una supuesta agresión sexual y acoso íntimo. Juan Giménez García, de 22 años, fue condenado a 14 años de prisión. Esta es la crónica del asesinato de Pedro 'el Coreano', el último Carlista de Manacor.

Aquella calurosa noche del 22 de julio alguien esperaba a Pedro Nicolau en su casa de la calle Nou. Cuando el sexagenario abrió la puerta, recibió cuatro puñaladas, una de ellas mortal de necesidad. También fue golpeado en la cabeza. El asesino huyó con su ciclomotor Mobylette y el cuerpo del anciano quedó tendido en el recibidor del piso, en medio de un gran charco de sangre. Hasta varios días después no fue descubierto. Un sobrino, extrañado por su desaparición, fue quién abrió la puerta y halló el cuerpo.

De forma paralela, un joven del pueblo llamado Juan Giménez, que sufría ataques epilépticos que le provocaban crisis de amnesia, y que padecía una pequeña discapacidad, discutió acaloradamente con su madre y se marchó de casa. No era la primera vez. Su padre, asustado, comenzó a buscarlo. Sabía que le gustaba moverse por la Plaza Atarazanas, en Palma, y bajó a la capital balear, en su búsqueda. Lo encontró en un banco y su explicación le dejó helado: «No puedo volver a casa, he cometido un asesinato».

Pedro Nicolau 'el Coreano' era muy popular en Manacor.

El hombre acudió a la policía y contó el episodio. Todavía no había sido hallado el cuerpo de 'el Coreano'. Cuando se descubrió el crimen de la calle Nou todas las sospechas recayeron en Juan Giménez, que finalmente fue detenido en Palma. Su declaración fue extraña y habló de supuestos abusos sexuales a los que el cocinero lo había sometido. La venganza, pues, era el móvil del asesinato. Los dos se habían conocido una década atrás, cuando 'el Coreano', que había montado un club para jóvenes en un sótano de Manacor, entrenaba a equipos de fútbol de chavales.

El pueblo quedó conmocionado. Pedro Nicolau era muy popular y se relacionaba con todos sus vecinos. La mayoría lo consideraba una persona afable y que siempre ayudaba a los chicos, pero otros tenían ciertas dudas sobre la naturaleza de aquellas relaciones. El asesino ingresó en prisión, a la espera de juicio. Allí estuvo a punto de matar a un pederasta al que sorprendió en las duchas. Lo atacó con un arma casera construida con hojas de afeitar. El pervertido, que cumplía condena allí, salvó la vida milagrosamente.

Aquel episodio parecía apuntalar la idea de que el joven se vengaba de agresores sexuales. En el mes de diciembre de 1990, en la Audiencia de Palma, arrancó el juicio contra él. Sostuvo que había sido víctima de una violación por parte de 'el Coreano' y que lo acosaba sexualmente. El fiscal pedía para él 14 años de cárcel, por asesinato. Su abogado defensor, Tomeu Vidal, la absolución por trastorno mental. El día 19 se dictó sentencia: Juan Giménez fue condenado a 14 años y no se apreció como móvil las supuestas relaciones homosexuales que se quisieron demostrar por parte de la defensa. Hoy en día, muchos vecinos de Manacor recuerdan todavía el crimen de la calle Nou. Cuando el último Carlista fue asesinado.