Erika da Silva y David Peregrina, en la entrada del restaurante que regentaban en Porto Seguro, en el estado de Bahía. | R.S.

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La policía brasileña que investiga el doble crimen del chef mallorquín David Peregrina y su mujer, Erika da Silva, ya tiene un sospechoso. Se trata de Eliandro Loureço Menezes, un exempleado de ambos, encargado de vigilar el restaurante cuando los propietarios se ausentaban y que no acabó bien su relación con ellos. Los agentes encargados de las pesquisas apuntan a que el presunto asesino volvió años después al establecimiento para cobrar una deuda pendiente, una parte del terreno que Peregrina le prometió años atrás. Al ver que no iba a ser así decidió acabar con la vida de los dos.

Fue precisamente el descendiente del principal sospechoso quien acudió el pasado jueves a la comisaría en compañía de un abogado para explicar a los agentes que su padre le había confesado que había matado a David y Erika. El hijo fue arrestado en ese momento por cómplice, tal y como detalló la policía en una conferencia de prensa.

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Euler Gonçalves, comisario de la Policía Civil de Porto Seguro, afirmó que el sospechoso, que tiene antecedentes como atracador de bancos «usaba la isla para esconder armas y drogas», explicó. Trabajaba para David Peregrina como casero cuando este cumplía condena en Palma por las estafas cometidas. «Eliandro estaba cuidando de la isla como si fuese un casero y, por lo que hemos averiguado, existía un acuerdo entre David y Eliandro de que le daría parte de la isla, pero ese acuerdo fue incumplido», dijo. Como el presunto autor huyó al descubrir la policía lo que hacía allí, tanto David como Erika continuaron con sus vidas. Hasta que regresó a cobrar su deuda.

La Policía Civil cree que el mallorquín compró la isla por un millón de reales (190.000 euros) con parte del dineral que estafó al banco en el que trabajaba. El terreno y el resto de las propiedades de las víctimas están a nombre de la mujer, según informaron varios medios brasileños estos días.