Natalia Rodríguez sostiene un letrero de ‘Prohibido olvidar’. | Teresa Ayuga

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En su brazo derecho, de la muñeca al codo, se ha tatuado una frase: «Pase lo que pase, sea lo que sea, próxima estación esperanza». Natalia Rodríguez hace balance de los diez años que se cumplen este sábado de la desaparición de su hija Malén Ortiz, cuyo rastro se esfumó un fatídico 2 de diciembre de 2013 en Magaluf.

Han pasado diez años de la desaparición de su hija. ¿Cómo se siente?
Tengo una sensación de mucha impotencia y también de mucha tristeza. Ha pasado ya una década y seguimos como el primer día: sin noticias de Malén. ¿Le puedo decir una cosa? En realidad para mí no han pasado diez años, han pasado diez vidas. Es tan duro soportar esto que no se puede hacer una idea.

¿Qué hace para no enloquecer?
La línea entre la locura y la cordura, en un caso como el mío, es muy fina, pero yo debo mantenerme en la cordura. El amor hacia Malén me rescata, porque mi misión en la vida es seguir reivindicando que no se la olvide nunca, que la sigan buscando. Ese es mi deber como madre y no voy a parar en la vida, cueste lo que cueste. Se lo debo a ella.

¿Aún tiene esperanza?
La tengo que alimentar cada día. No me queda otra. Nunca voy a perder la esperanza de encontrar a mi niña, eso no me lo van a quitar nunca.

¿Por qué han pasado diez años y no hay una sola pista sólida sobre su paradero?
Porque las cosas no se hicieron como tocaban desde el principio, la investigación inicial de la Guardia Civil pasó de puntillas por muchas pistas y tendrían que haber indagado más. Para mí está claro que diez años después no se ha hecho lo suficiente para encontrarla. Ha faltado contundencia y rigurosidad.

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Natalia Rodríguez con el subdirector de Ultima Hora, Javier Jiménez.

Usted pidió que un grupo especial de la Guardia Civil de Madrid participara en la investigación.
Sí, incluso me reuní con el jefe de la Guardia Civil. Me dijeron que se habían iniciado los trámites, pero yo no los he visto.

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Hace unos meses un equipo de la Benemérita, con perros y maquinaria pesada buscó en una finca de Magaluf.
Fue una locura por el trato que le dieron a la noticia algunos medios de comunicación. Decían que se habían encontrado huesos, zapatos, ropa. Yo le decía a mi madre, que es mayor: «No leas eso, mamá». Nos hizo mucho daño.

¿Qué cree que pasó aquel fatídico 2 de diciembre de 2013 en el que desapareció Malén?
Tengo muy claro que Malén se encuentra con alguien que conoce. Y que confía en él. Por eso se sube a su coche. Lo que pasa es que muy pocas personas conocían su recorrido por Magaluf. Fue alguien de su entorno y en el que confiaba. Y fue algo fortuito, no planificado.

¿Ha sospechado de muchos conocidos?
Pues claro que he sospechado, he tenido mucho tiempo para hacerlo. Pero ya sabe, estamos en un Estado de Derecho y hay cosas que no se pueden decir.

Diez años después, ¿Qué pide?
Una cosa muy simple: que los investigadores no bajen los brazos, del mismo modo que yo tampoco lo hago. Que se cumplan los derechos fundamentales de ella y de cualquier desaparecido, y que se pongan los medios humanos y técnicos para encontrarla. Lo que haga falta. Mi niña desapareció con 15 años, ahora tiene 25. Es muy duro. Nadie sabe lo que se puede llegar a sufrir.

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Tatuaje que se ha hecho la madre en homenaje a Malén.

Se proyecta un documental en el CineCiutat sobre el caso de Malén.
Sí, es este sábado las 11,45 horas y la entrada es gratuita. Puede venir todo el mundo que quiera. Como ya no sé qué más hacer, quería recordar que queda prohibido olvidar. Han pasado diez malditos años y quiero crear concienciación. Una niña no puede desaparecer así por así en Mallorca y que nunca más se sepa nada de ella, Esto no puede pasar aquí.

En el acto del CineCiutat de s’Escorxador participará el veterano periodista experto en desapariciones Paco Lobatón.
Así es, lo hará por vídeo conferencia, después del documental. Habrá un coloquio, donde también habrá psicólogos, representantes de SOS Desaparecidos Baleares, del Centro Nacional de Desaparecidos y otros expertos. Creo que puede ser muy interesante.

En estos casos , en ocasiones, aparece la pista definitiva cuando menos se lo espera.
Ojalá sea como dice. Estamos en manos de la Benemérita. No hay cuerpo, mente o corazón que aguante estos diez años. Cada día sin ella es una pesadilla. Te haces mil preguntas, le das vueltas a todo. Y hay tan pocas respuestas… Cuando llega la fecha de su cumpleaños es un auténtico infierno, te pones a recordar y te puedas volver loca. Este año está siendo durísimo, por eso a veces no me expongo, lo vivo en la intimidad, lejos de todo. Es demasiado dolor.

Punto de vista
Javier Jiménez

A oscuras

Javier Jiménez

El misterio de Malén Ortiz solo es comparable al de la joven profesora Ana Eva Guasch, desaparecida en 2001 en Palma, tras abrir la puerta de madrugada a un hombre al que conocía. Y aún así, pese a las coincidencias de ambos casos, el de la maestra permite un mínimo consuelo: policialmente el caso está resuelto, aunque nunca se pudo demostrar que la había matado su novio Rodrigo. Y el cuerpo nunca apareció. Con Malén, en cambio, la oscuridad es absoluta. Ni una pista, ni un sospechoso sólido. Un páramo. Solo conjeturas e hipótesis. Y una pregunta inquietante: ¿Cómo puede desaparecer para siempre una adolescente a plena luz del día en una calle de Magaluf?