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La ‘operación Vitra’ de la Guardia Civil, una de las más importantes que se han llevado a cabo en España contra el tráfico de anabolizantes, se ha saldado con 16 personas condenadas en Palma a penas que suman 16 años y 10 meses de cárcel y multas que ascienden a más de 30.000 euros.

Una banda de forzudos se sentó en los banquillos de una sala del juzgado de lo Penal 6 a finales de septiembre. La fiscal retiró la acusación contra uno de los 17 procesados y 15 de ellos reconocieron haber abastecido de sustancias dopantes a gimnasios de Mallorca en 2017. Uno de ellos se desmarcó de la red y fue a juicio.

Pinchazos telefónicos

El hombre, de origen brasileño, explicó que trabajaba como portero en una discoteca de Magaluf y que no ha vendido anabolizantes ni medicamentos. La Fiscalía basaba su acusación en una serie de conversaciones telefónicas.

El 16 de mayo contactó con u individuo y le dijo:
–Dentro de poco llego allí, estoy mirando donde hay controles para poder ir con cuidado.
En la vista, el procesado «dio una explicación nada convincente», según la jueza, cuando dijo que con lo de los controles se refería a que su coche no tenía la ITV y que no quería una multa.

En otra conversación, hablaba con otro brasileño y le pregunta qué quiere. El interlocutor le responde que quiere «la misma vitamina». El acusado declaró que se refería a una serie de medicamentos y analgésicos porque tiene una hernia discal. Sin embargo, en el registro que la Guardia Civil realizó en su casa le intervinieron varias cajas con anabolizantes, jeringuillas, 11 móviles y 410 euros en efectivo.

El hombre contó que tomaba algunas de las sustancias por su dolor de espalda y para adelgazar, que el dinero era para pagar el alquiler y que vivía con más personas. La magistrada tilda las explicaciones de «inverosímiles» y concluye que trabajaba para uno de los acusados.

La sentencia sostiene que la banda operó entre febrero y julio de 2017. El líder del grupo gestionaba un gimnasio de Binissalem y recibía de forma periódica paquetería en el polígono de Son Oms procedente de un individuo no identificado afincado en Portugal.

Los pedidos contaban con todo tipo de anabolizantes, así como medicamentos y sustancias prohibidas en el deporte. Una vez recibidos los encargos los distribuía al resto de integrantes del grupo de forzudos.