Imagen de archivo de un avión de Ryanair. | Christian Hartmann

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Decenas de mallorquines se preparan para abandonar Marruecos un día después del terremoto que ha sacudido al país y que se ha cobrado la vida de más de 2.000 personas. La situación de emergencia que atraviesa la región de Marrakech, con infraestructuras seriamente dañadas y un verdadero drama humanitario, imposibilita a la mayoría de visitantes continuar con el horario previsto. A primera hora de este domingo está prevista la llegada al aeropuerto de Son Sant Joan un avión procedente directamente de Marrakech.

El vuelo de la aerolínea Ryanair tiene previsto despegar del aeropuerto internacional de Marrakech-Menara de madrugada y llegar a Palma a las 9:05h. Una de las pasajeras mallorquinas que regresará a casa en este vuelo es Paula Zabala, una joven que se encontraba, como tantos otros, de vacaciones en la famosa ciudad: «Mi pareja y yo estábamos en la plaza Jemaa el Fna -el punto neurálgico de la ciudad- cuando empezamos a notar una fuerte vibración bajo nuestros pies. Veíamos a la gente subir de la calle hacia la plaza en avalancha, varias fachadas se desprendieron y eso ocasionó un ruido muy fuerte. No sabíamos qué pasaba y al principio pensamos que podría tratarse de una bomba, por lo que nos refugiamos en una tienda de 'souvenirs'. Cuando fuimos conscientes de que era un terremoto, salimos a la plaza y encontramos otros turistas españoles. En el riad -hotel tradicional marroquí- nos indicaron que debíamos quedarnos en la calle por precaución. Allí se veían familias enteras, gente repartiendo agua, mantas y cartones para pasar la noche. Estuvimos allí hasta las 3:30h de la madrugada, cuando ya pudimos volver a entrar con seguridad al riad», narra la joven, que ya tenía prevista la vuelta a la isla para este domingo.

A la izquierda, Paula Zabala y su pareja, en el centro de Marrakech antes del terremoto. A la izquierda, la situación en las calles al día siguiente.

El sábado estuvo recorriendo el centro de Marrakech y asegura que «la medina, el zoco y varios callejones están muy afectados, así como edificios y casas, pero la vida continua 'normal'. En la plaza principal, al lado de la torre, hay muchas familias acampadas».

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Mallorquines que se quedan

No todos abortarán el viaje. Los hay que lo emprenden precisamente dado el contexto. Es el caso del periodista mallorquín Marc Ferrà. Afincado en Rabat, cubre para diversos medios la actualidad en Marruecos y el Magreb. El terremoto, contó este sábado a Ultima Hora, le sorprendió en un restaurante y no fue consciente de lo acontecido hasta que la noticia le llegó por redes sociales. Ante la magnitud del sismo y la catástrofe provocada, Ferrà se desplazó rápidamente hacia el sur. En menos de 24 horas, se encontraba ya en Marrakech, para hacer cobertura de la noticia sobre el terreno.

A la izquierda, Antònia Crespí y Germán Aranda y a la derecha Marc Ferrà.

La vocación periodística también empujó este sábado a la periodista mallorquina Antònia Crespí a comprobar de primera mano el alcance real del terremoto. Estaba de viaje con su pareja en Marrakech cuando comenzaron las fuertes sacudidas. «Cogimos únicamente el pasaporte de la habitación porque tuvimos que salir corriendo del hotel», contaba el mismo día a este periódico. «Hay edificios con grietas importantes, algunas casas derrumbadas. Incluso monumentos, como mezquitas pequeñas en las inmediaciones a la plaza Jemaa el-Fna».

Horas críticas para rescatar a los supervivientes

Impactantes imágenes de edificios colapsados aparte, pesa sobre todo el número de víctimas que se ha cobrado el terremoto. Al menos 2.012 personas han muerto y otras 2.059 han resultado heridas, de las cuales 1.404 se encuentran en estado crítico, a causa de un terremoto de magnitud 7 en la escala Richter registrado en la provincia de Al Hauz, según ha informado el Ministerio del Interior de Marruecos. Hasta 1.220 víctimas han resultado heridas de gravedad, si bien todas ellas están siendo trasladadas a varios hospitales de la zona, tal y como han señalado las autoridades en un comunicado en el que han indicado que la mayoría de fallecidos se concentran en la provincia de Al Hauz, con 542 muertos, mientras que la segunda más afectada es Tarudant, con 321 fallecidos. Por detrás se encuentran Chichaua, con 103 fallecidos; Uarzazate, con 38; Marrakech, con 13; Azilal, con 11; Agadir, con 5, y Casablanca, donde hay por el momento tres muertos a los que se suma un deceso registrado en Yusufiya.

Las próximas horas son clave para evitar que la cifra de fallecidos aumente drásticamente, pero la situación es, en ocasiones, muy complicada. La zona más afectada se concentra en las montañas del Alto Atlas, en pequeñas aldeas, desperdigadas entre montañas de muy difícil acceso. Los desprendimientos de rocas han taponado algunas carreteras, convirtiendo estos lugares en puntos inaccesibles, de los que aún de desconoce el alcance de daños personales. En una de estas aldeas, el poblado de Tafagajt. han muerto uno de cada cuatro vecinos.