La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación de los hechos. | Alejandro Sepúlveda

TW
35

Un juzgado de Palma ha absuelto a un hombre acusado de matar a su perra en Porreres arrastrándola varios kilómetros con el coche. «No consta que tuviera la intención de dejar morir al can o que fuera consciente que, de no hospitalizarlo, podía suponer su muerte», indica la jueza en la sentencia a la que ha tenido acceso Última Hora. La Fiscalía reclamaba una condena de un año y cinco meses de cárcel para el enjuciado, que explicó en el juicio que se trató de un accidente y que la puerta no estaba bien cerrada o que el animal cayó en una curva.

Los hechos se remontan a las 9.00 horas del 12 de octubre de 2021. La sentencia recoge que el propietario del animal, un podenco ibicenco, lo ató del cuello a la parte trasera de su coche Renault R4TL e inició la marcha por la carretera MA-5030 y durante varios kilómetros la perra fue arrastrada por el asfalto, provocándole numerosas dermoabrasiones de diferente tamaño por todo el cuerpo. «No consta acreditado que la intención del acusado fuera la de acabar con la vida del can», señala la magistrada.

El procesado fue seguido durante aproximadamente un kilómetro por otro conductor que, al ver cómo el can era arrastrado, le siguió advirtiéndole de lo que estaba ocurriendo. El acusado detuvo el vehículo y cogió a la perra en brazos y la lanzó al interior del maletero. A consecuencia de estos hechos el animal sufrió aproximadamente quince dermoabrasiones de varios tamaños en multitud de regiones de su cuerpo.La infección y la necrosis derivada de las dermoabrasiones se expandió y la perra sufrió un colapso pulmonar que le provocó la muerte el 27 de octubre de ese año.

«Lo que es claro y evidente, a pesar de que lo correcto, según el informe de la necropsia, hubiera sido acudir a un hospital, es que no podemos concluir, como se pretende por la acusación, que la intención del acusado fuera la de dejar morir al animal o no seguir las recomendaciones del veterinario, puesto que sí lo hizo. Y no consta que el veterinario de confianza del acusado, persona experta en la atención y cuidado del animal, le hubiera advertido de la necesidad de hospitalizarlo, tratándose de una sugerencia o recomendación», concluye la jueza.