El acusado, este martes, en la segunda sesión del juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Palma. | G. E.

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La fiscal Lidia del Valle ha mantenido la petición de 20 años de cárcel para el cuidador acusado de abusar sexualmente de dos mujeres con discapacidad en una residencia de Inca. La representante de la Fiscalía reclama también que indemnice a una de las víctimas con 20.000 euros y a la otra con 2.000 por los daños morales ocasionados.

«El acusado ha ofrecido una versión difícilmente creíble diciendo que una de las mujeres estaba obsesionada con él. ¿Cómo se explica que en su móvil y en su ordenador se hallen vídeos en los que aparece una de las usuarias desnuda grabada por alguien?», ha señalado Del Valle este martes en la segunda sesión del juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Palma. «Eran vídeos clandestinos en el baño». Agentes de los Equipos de Investigación Tecnológica (Edite) de la Guardia Civil recuperaron numerosos archivos de contenido sexual borrados por el cuidador.

El acusado, de 60 años, negó en el juicio los abusos sexuales y apuntó a que una de las usuarias estaba obsesionada con él y le enviaba fotografías y vídeos. «Esto pone de manifiesto la crueldad de su conducta. El hombre pensaba que no le iban a descubrir dada la situación de vulnerabilidad y de discapacidad de las víctimas. No ha mostrado ningún síntoma de remordimiento o arrepentimiento». El procesado dijo que en el momento de su detención pasó del cielo al infierno. «Porque le habían descubierto. Todo ese secreto que preservaba de abusos a las personas con discapacidad se había descubierto». Una de las víctimas llegó a pensar que el cuidador era su pareja y se ilusionó.

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La abogada de la defensa ha solicitado la absolución del hombre al considerar que no ha quedado demostrado que haya cometido ninguno de los delitos. «Nadie vio ningún tocamiento», ha asegurado. «Había cosas raras, actitudes extrañas, pero no existe ninguna prueba. Estamos huérfanos de prueba. Por el relato de los hechos es imposible que nadie hubiese visto estos tocamientos». La letrada ha comentado que la denunciante se obsesionó con su cliente y le envió fotografías desnuda. «Se habla de que la obligó o que la coaccionó para que le enviara imágenes, ¿pero con qué?».

El Ministerio Público recoge en su escrito que los abusos se produjeron durante el año 2018. El procesado trabajaba en una residencia de Inca para personas con discapacidad psíquica. En el centro había una mujer con una discapacidad intelectual del 72 por ciento y otra del 65. A lo largo de ese año, el cuidador se encontraba realizando su turno como único monitor de la residencia y se habría aprovechado de que se quedaba a solas con las mujeres. A una de ellas le realizó tocamientos y la convenció para que le realizara una felación.

El cuidador, además, le pidió que le enviara fotos y vídeos de contenido sexual. Él también le envió imágenes suyas tocándose. El cuidador, según el relato de la Fiscalía, le realizó fotografías y vídeos con su móvil cuando estaba desnuda o se duchaba . A continuación, le indicaba que borrase todos los archivos y que no se lo contara a nadie.

El hombre, a lo largo del mes de octubre de ese año, también sometió a tocamientos a otra mujer que se encontraba durmiendo hasta que la víctima despertó y le pidió que parase. El juicio ha quedado visto para sentencia.