La humareda que se alzó sobre Andratx alcanzó varios kilómetros de altura y era visible desde muchos puntos de la Isla.

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El termómetro, aquel fatídico 26 de julio de 2013, marcaba 38 grados. Mallorca ardía, pero lo peor estaba por llegar. El peor incendio forestal que se recuerda en la Isla se llevó por delante 2.600 hectáreas de montaña en Andratx, Estellencs y Calvià y puso en jaque a los equipos de emergencia, que durante 18 días se volcaron en su contención. La Trapa, tesoro natural de la Serra, quedó devastada. El siniestro cumple ahora diez años y sobre el terreno todavía son visibles las secuelas de la tragedia medioambiental que se saldó con un único detenido por provocar las llamas de forma negligente.

Al mediodía, en una finca rústica de Andratx, entre sa Coma y Can Curt, en el conocido como Camí de Son Jovera, un hombre que por entonces tenía 58 años -cuyas siglas se corresponden con las de I.G.H.- esparció restos de una barbacoa sin extinguir del todo en montón de restos de poda, que prendieron y afectaron a la masa forestal colindante. El infierno se desató en cuestión de horas y ardieron pinares, carrizales y matorrales. La humareda era tal que en muchas zonas la visibilidad era nula. Uno de los funcionarios que participó en la extinción del descomunal fuego lo recuerda de una forma muy gráfica: «Aquello parecía el fin del mundo».

El pueblo entero de Estellencs fue evacuado, mientras las llamas se acercaban peligrosamente a sus casas. La topografía del terreno jugó un papel clave: se trataba de parajes de difícil acceso, lo que facilitó que las columnas de fuego se propagaran con una celeridad inquietante. Durante 18 días no hubo descanso para los técnicos del Ibanat, los Bomberos de Mallorca, la Guardia Civil y las distintas policías locales, que llevaron a cabo un operativo nunca visto en Mallorca. «La prioridad fue que ningún vecino quedara atrapado por las llamas», cuenta un mando de la Benemérita que dirigió alguno de los dispositivos de aquellas semanas.

La Audiencia de Palma, en 2020, condenó al acusado de causar el incendio de la Serra a dos años, seis meses y un día de prisión, 5 años de libertad vigilada y a indemnizar a los perjudicados con alrededor de 7,2 millones de euros. Era el punto y final a un drama que supuso el desalojo desesperado de 750 personas -muchas de las cuales pensaron que lo iban a perder todo entre las llamas- y arrasó 2.400 hectáreas, la mayoría de masa forestal.