Funeral por el caballero legionario fallecido de un disparo durante unas maniobras en Alicante. | DEFENSA

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La familia del legionario mallorquín muerto de un disparo en unas maniobras en la base en Viator (Almería) se reafirmó este martes en la petición de 34 años de cárcel para el principal acusado, el sargento al que atribuyen el disparo mortal que terminó con la vida de Alejandro Jiménez Cruz. Lo hizo durante la fase de conclusiones finales del juicio que ha tenido lugar estas últimas semanas en el Tribunal Militar Territorial de Sevilla.

«Nosotros mantenemos la acusación de cárcel. Lo de hoy ha sido ratificar todo lo que ya se ha dicho. Está demostrado que el tiro se lo pega el sargento a mi hijo y no fue un rebote», explicaba este martes a este periódico Juanjo Jiménez, el padre del fallecido. «La barbaridad que hizo le costó la vida a mi hijo y le podría haber costado la vida a otros», concluyó.

La familia del legionario también se reafirmó en cuestión de responsabilidad civil y solicitan una indemnización de 1,5 millones de euros a la madre y al padre del joven mallorquín fallecido. También piden 150.000 euros para la abuela materna y la misma cifra para la abuela paterna. La fase de conclusiones de este juicio, iniciado el pasado mes de febrero, continúa este miércoles.

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Según la Fiscalía, los hechos que terminaron en tragedia ocurrieron tras culminar un ejercicio programado. Momento en el que el sargento gritó «enemigo al frente, al faldón de la montaña, en claro blanco a las 12, sin que dicha orden estuviese prevista previamente en la programación del ejercicio, ni se hubiese puesto en conocimiento del pelotón», ejecutando ese nuevo objetivo «subiendo el binomio más adelantado a la cresta del merlón, abriendo fuego desde la posición cuerpo a tierra».
En ese contexto, y según la Fiscalía, uno de los disparos efectuados por el sargento «cuando se encontraba en pie, desde el merlón y a una distancia de unos 12,5 metros orientado a la posición» del legionario fallecido, Alejandro Jiménez, impactó sobre el mismo, «quien se encontraba en ese momento situado el primero por el flanco izquierdo en posición de rodilla en tierra, con su fusil orientado al suelo».

El proyectil alcanzó el culatín del fusil de la víctima, «desestabilizándose y sufriendo un volteo, que sin embargo no alteró su dirección, impactando a continuación en su cuerpo», ocasionándole una herida fatal «por orificio de bala en hemitórax derecho».

Al respecto, el citado sargento acusado en el juicio reconoció que como «jefe del pelotón», promovió de «improviso» el «segundo objetivo» una vez culminado el asalto inicial pero que no realizó «fuego al segundo enemigo».