La Brigada Rey Alfonso XIII de la Legión despidió con honores a Alejandro Jiménez Cruz en la base de Viator, en Almería, tras velar el cuerpo del joven durante toda la noche. | Efe

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–¡Enemigo al frente! ¡Al faldón de la montaña!
El sargento Saúl Antonio Guil improvisó un supuesto ataque que no estaba previsto en el ejercicio de adiestramiento con fuego real en el campo de Agost, en Alicante. Guil, de pie, abrió fuego y mató de un disparo al legionario mallorquín Alejandro Jiménez Cruz, de 21 años.

El sargento se sentará este martes en el banquillo de los acusados del Tribunal Militar Territorial de Sevilla. La Fiscalía reclama una condena de siete años y medio de cárcel para el hombre por la muerte del joven el 25 de marzo de 2019. Guil no estará solo. Le acompañarán un capitán, dos tenientes, un cabo y tres soldados de la Legión. Las sesiones que se celebrarán entre este martes y el 16 de febrero estarán destinadas a las declaraciones de los ocho procesados.

Sesiones

Del 21 al 23 de febrero se desarrollarán las periciales propuestas por las partes y entre el 14 y el 23 de marzo está previsto que declaren los testigos y se llevarán a cabo las conclusiones. El Ministerio Público recoge en su escrito de acusación que el 25 de marzo de 2019, la 6ª Compañía de la VII Bandera del Tercio don Juan de Austria, con base en Viator (Almería), realizó unos ejercicios con fuego real en Agost. El sargento Guil disparó a 12,50 metros de distancia del legionario mallorquín, que se encontraba con la rodilla en tierra y su fusil orientado al suelo. Alejandro Jiménez estaba comprobando su armamento tras agotar la munición.

Uno de los siete disparos que realizó el sargento impactó en el culatín del fusil de la víctima y le alcanzó en el pecho. Alejandro sufrió una herida que le provocó un hemotórax y la perforación de ambos pulmones, entre otras lesiones, que le provocaron su muerte. El sargento, según la versión de la Fiscalía, está acusado por delitos de homicidio imprudente, abuso de autoridad y obstrucción a la Justicia. Antonio Cabello, capitán de la compañía, intentó tapar lo sucedido ordenando que se limpiara de vainas el campo de tiro, indica la acusación pública, que pide para él una condena de cuatro años y medio de cárcel. Supuestamente dio órdenes a los integrantes de los dos pelotones que participaban en las maniobras para encubrir los hechos con «mentiras» y «alterar el escenario».

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A un teniente lo considera coautor de los delitos de deslealtad y contra la eficacia en el servicio y solicita una pena de cuatro años y medio de prisión. El Ministerio Público pide que el sargento y el teniente indemnicen a cada uno de los padres de la víctima con 110.623 euros y establece que, de forma subsidiaria, debería responder el Estado. Un legionario amigo de la víctima, explica el fiscal, sufrió el acoso de compañeros y superiores cuando sospecharon que había contado la verdad de lo ocurrido a la Guardia Civil. Un informe del departamento de Balística del instituto armado fue determinante. La muerte de Alejandro Jiménez se había producido por el disparo directo del fusil del sargento. El campo de maniobras se había limpiado, pero los restos del proyectil quedaron alojados en el cadáver del legionario mallorquín.

El juzgado Togado Militar número 23 de Almería, que acordó el procesamiento de ocho personas por la muerte del joven, indicó en un auto que hubo «una evidente contradicción entre el resultado de los informes y las declaraciones». El magistrado señaló que los investigados «pretendieron ocultar lo realmente acontecido» y que silenciaron aspectos «determinantes y tergiversando otros» con el objetivo de «dificultar la investigación policial y judicial y el descubrimiento de lo sucedido».

Destino

El sargento que mató a Alejandro Jiménez fue destinado el pasado mes de abril al regimiento Palma 47. Los padres del legionario mallorquín, Chari Cruz y Juanjo Jiménez, se mostraron indignados tras tener conocimiento del nuevo destino de Saúl Antonio Guil.

«Nos duele que el hombre que mató a nuestro hijo trabaje cerca de su tumba», dijo el padre del joven. «Fue un error que el sargento quisiera echar tierra encima. Se equivocaron de familia. Lo que nunca se juzgará es el engaño a unos padres rotos por el dolor». El juicio contra Guil y siete militares más por la muerte de Alejandro Jiménez empieza este martes.