Flores y cartas en memoria de Lola Daviet, la pequeña asesinada en Saint Dennis. | GONZALO FUENTES

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Francia sigue con el corazón en un puño. La trágica muerte de Lola Daviet, la pequeña de 12 años que fue asesinada de manera truculenta este fin de semana, ha dejado consternado al país galo y ha colapsado las emociones de los parisinos, que siguen llorando su pérdida. Lola llegaba a casa tras un día cualquiera en el colegio, pero no llegó nunca a su hogar. Según la investigación de la policía, Dhabia B, de origen argelino y de 24 años, fue la encargada de privarle de la vida en el sótano del edificio en el que vivían ambas.

Si la situación ya parece de una ficción de terror, la declaración de la principal sospecho adhiere tintes macabros a lo ya sabido por la investigación. A pesar de dejar un discurso vacío de certezas y lleno de contradicciones, las palabras que se escucharon estremecen a cualquiera y deja claro que Lola vivió una auténtica pesadilla, que minutos antes no sabía que viviría en la vida. Tras ello, la acusada está investigada por «violación con actos de tortura y barbarie». Durante su relato, negó y admitió los hechos en diversas ocasiones, creando desconcierto, mientras los presentes sufrían con lo explicado delante del juez. Dhabia llegó a Francia en 2016 con un visado de estudiante, que le caducó en agosto de 2022 y por el que las autoridades exigieron su salida del país. Durante estos seis años, denunció alguna vez por violencia doméstica.

El único hecho tangible y que no se puede poner en tela de juicio es que se encontraba en el edificio a la hora del crimen. Al parecer, «arrastró» a Lola, tal y como dijo en su declaración. Tras ello, la bañó, la asfixió y la violó. «La agarré del pelo, la asfixié, le metí la cabeza entre las piernas y tuve un orgasmo», afirmó en unas informaciones ofrecidas por el canal francés, Europe1.

Sin estar completamente satisfecha, Dhabia se tomó un descanso con banda sonora de fondo y tras ello, empezó a descuartizar el cuerpo de la pequeña y después, beberse la sangre que derramaba el cadáver y que había metido en una botella. Con el macabro ritual consumado, dejó su firma escribiendo un 1 y un 0 en la planta de los pies, emulando un resultado Después de la declaración, se retractó de lo confesado, una y otra vez. Dhabia, es la principal acusada, pero no actuó sola. Dejó el cuerpo en el patio interior del edificio y un vagabundo de 42 años descubrió el cadáver decapitado en una maleta. Según diversos testigos, un hombre ayudó a mover los restos a cambio de dinero y está acusado de cómplice.