Aldona Nikiel da de comer a dos cabras ante la mirada de Ramón Atienza en la finca de Son Toells. | Jaume Morey

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Un día de pandemia, Ramón Atienza y su mujer, Aldona Nikiel, decidieron comprar parejas de patos, gallinas, gansos, cabras y pavos reales en el mercado de Pere Garau. Los animales se fueron reproduciendo y con el tiempo empezaron a ser una atracción para el vecindario de la finca de Son Toells, en San Agustín. Los niños se acercaban a ver la improvisada granja de la pareja, situada detrás del polideportivo Rudy Fernández.

«La mayoría de patos son salvajes, vienen de aquí arriba», cuenta Ramón señalando la sierra de Na Burguesa, «pero vienen a suministrarse de agua y de la comida. Aquí pones una pareja, empiezan a hacer nidos y se reproducen como setas», explica. «Pero, claro, tenemos el animalito este... que yo estoy yendo a un psicólogo y todo». El animalito al que se refiere Ramón es un perro mestizo, atigrado, que se cuela en su finca y provoca «matanzas» de forma constante.
–¿Cuánto hace que viene el animal este?– pregunta Ramón a su mujer.–Desde marzo.

El perro ha matado a más de una veintena de animales, según calculan los propietarios de la finca de Son Toells, que tiene cerca de 80.000 metros cuadrados. No distingue. «Mata todo. Cabras, patos, gansos... todo. Además, este es un animal sanguinario», lamenta el hombre. Ramón y Aldona han interpuesto seis denuncias ante la Policía. La propietaria del animal ya ha sido identificada por los agentes, pero los ataques no cesan.

Una de las cabras muertas.

«Nosotros no podemos dormir tranquilamente», dice Aldona, que vive con su marido en Costa d’en Blanes. Los vecinos les llaman cada vez que el can irrumpe en la finca y vuelve a matar. Tenían once pavos reales y sólo les queda una pareja y una cría. Ramón señala la oreja de una de las cabras que ha sobrevivido a los ataques del perro. «A sus crías se las cargó», dice. A la cabra le falta un pedazo de la oreja derecha.

El apunte

Los animales que les quedan están «paranoicos» por los ataques del perro

«Este perro es peligroso», asegura Ramón. «Aquí vienen muchos niños a la valla a dar de comer a los animales e igual este can sale un día por aquí y mata a un niño. Me da miedo pasear por mi finca por si un día me ataca a mí también». La pareja, cansada de las matanzas, instaló cámaras en la finca. «Estamos un poco asustados», cuenta Ramón mientras Aldona enseña un vídeo del 31 de agosto en el que el can mata a un ganso tras perseguir a una manada. «Nosotros enterramos a muchos animales», lamentan.