Dispositivo. Durante el fin de semana, Policía Nacional y Policía Local de Palma aumentaron su presencia en la zona con la finalidad de frenar los desmanes de los jóvenes en todo el polígono. | Emilio Queirolo

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Suma y sigue. El polígono de Son Valentí de Palma lleva meses siendo el punto neurálgico de los desmanes y de la violencia, en muchos casos, extrema. La fiesta arranca el jueves y finaliza bien entrada la madrugada del lunes. Durante esos cuatro días, la zona industrial se convierte en el epicentro de peleas, gritos, amenazas, carreras de coches, botellones, desfase y descontrol. El consumo de alcohol y drogas se multiplica generando situaciones de gran tensión y enfrentamientos entre los diferentes grupos de clientes. Un auténtico enclave sin ley en la que empresarios y trabajadores de la zona tienen miedo de acudir a sus puestos de trabajo. El principal problema es la clientela de una conflictiva discoteca ubicada en la calle Calçat. Allí confluyen importantes grupos latinos, africanos, españoles, residentes del poblado de Son Banya y marroquíes. Algunos de estos grupos son conocidos por sus grandes ingestas de alcohol y drogas, un coctel perfecto para propiciar peleas y generar el pánico en la zona.

Agresión

En la madrugada del viernes al sábado, en el interior de una discoteca, según información policial, un hombre de mediana edad protagonizó un grave altercado. En un momento dado, cuando el personal de seguridad de la sala estaba mediando en una de las múltiples peleas que allí se producen, éste (de nacionalidad ecuatoriana) cogió una botella de Beefeater y se la estampó en la cabeza a un guardia de seguridad. A pesar de la gran corpulencia del portero, éste cayó desplomado en el suelo sangrando de forma abundante por la cabeza. Rápidamente, el resto de compañeros redujeron al agresor hasta la llegada de la Policía Nacional y de la Policía Local de Palma.

Polígono de Son Valentí: noches de desfase y violencia

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Con suma celeridad, una ambulancia del Servei d’Atuación Mèdica Urgent (SAMU-061) atendieron a la víctima que presentaba una brecha en la cabeza y había perdido el conocimiento durante unos segundos. Fuentes próximas al caso informaron ayer que el agresor fue plenamente identificado y que la policía está a la espera de conocer el alcance de las lesiones para proceder a la detención o imputación del autor material de la agresión.

En las próximas horas, el joven responsable de seguridad está previsto que interponga la correspondiente denuncia judicial y aporte el parte médico. Inicialmente la actuación fue de la Policía Local pero en las próximas horas, debido a la gravedad de los hechos, las diligencias sean remitidas a un grupo especializado de investigación del Cuerpo Nacional de Policía. Desde hace tiempo, esta zona del polígono de Son Valentí se ha convertido en un nido de problemas. Al tocar las cinco de la madrugada, con el cierre del local, algo más de 500 o 600 jóvenes de distintas nacionalidades y culturas, se unen en la salida. Gran parte de ellos, apenas pueden mantener la verticalidad debido a las grandes cantidades de alcohol que llevan en el cuerpo tras horas y horas de ingesta. En ese momento comienzan las peleas en las que, en algunas ocasiones, han llegado a participar más de 200 personas. Tanto algunos residentes en Son Banya como los integrantes de bandas latinas son muy dados a usar armas blancas.

Otro de los problemas más comunes es el incivismo. Las empresas próximas a la zona, locales y vehículos estacionados en la calle Calçat y adyacentes, son utilizados como improvisados baños donde los clientes recién salidos de la sala de fiesta realizan sus necesidades. Algunos de ellos se suben a los coches, saltan las barreras metálicas de las naves industriales y se enfrentan a los trabajadores. La falta de vigilancia permanente en la zona también ha generado que Son Valentí haya pasado a convertirse en uno de los puntos de botellón más importantes de la capital balear. Todas las noches y, a cualquier hora, decenas de jóvenes se concentran alrededor de los coches para beber sin parar.