El sargento Pedro Mora con un cachorro recuperado. | Alejandro Sepúlveda

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Una unidad especial de la Guardia Civil, integrada en el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza), lucha contra el maltrato animal en Mallorca. En las últimas semanas, los agentes han recuperado más de cien perros de un criadero ilegal y una finca. El teniente Pedro García, jefe del equipo, lo tiene claro: «Adoptar estas fechas es lo mejor que se puede hacer. En protectoras de animales o en centros de acogida».

Hace unas semanas, en el Camí Fondo, en la zona palmesana de Son Malferit, la Benemérita y la Policía Nacional, en una operación conjunta bautizada como Cerberus (un perro mitológico, dios del inframundo), arrestaron a seis implicados en un criadero ilegal de canes.

El perro de moda

Un dato que llamó la atención de los investigadores es que los delincuentes vendían camadas de chihuahuas y, sobre todo, de american bully, que es la raza de moda en Mallorca. Es una mezcla de american sttaford terrier, pit bull y bulldog, de un físico portentoso. Y un aspecto terriblemente fiero. Algunos jóvenes deciden adquirirlos para estar «más seguros», ya que se mueven en ambientes turbios. Y un american bully impone. En ese operativo fueron recuperados medio centenar de perros, la mayoría inocentes cachorros, que fueron trasladados al    Cepad (Centro de Recuperación de Fauna Doméstica) de Natura Park.

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No ha sido la única operación sonada del Seprona de estas últimas semanas. El día 2 de este mes se incautaron de 123 animales en una finca de Sant Joan, la mayoría perros y cabras domésticas, en mal estado y precarias condiciones sanitarias. El dueño de la propiedad fue imputado por un delito de maltrato animal y los agentes se llevaron 61 canes, 37 palomas, 1 gallinas y 24 cabras. El teniente Pedro García, jefe del Seprona, explica a Ultima Hora que la mayoría de intervenciones que realizan «nos llegan por denuncias de vecinos», aunque también actúan de oficio.

Colaboran con ellos, de forma activa, la Conselleria de Agricultura, veterinarios y policías locales de distintos pueblos. Para entrar en las casas donde supuestamente se han producido casos de maltrato animal, esta unidad requiere de una orden judicial, aunque en la mayoría de los asuntos los denunciados acceden a dejar entrar a los agentes. Este año han sido detenidos o imputados una veintena de personas en Mallorca por tener en condiciones lamentables a sus mascotas. «Nuestro objetivo es garantizar el bienestar de animales amansados o domésticos. Últimamente hay un aumento de estos casos, quizás porque hay una crisis económica y esto repercute», explica el teniente.

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Multas

Las sanciones económicas por no tener a los animales en condiciones idóneas van desde los 300 euros –las consideras leves– hasta los 15.000 euros, en los casos más graves. Como el ocurrido este año en Pollença, cuando un caballo metió la pata en un paso canadiense y quedó atrapado. El dueño lo sacrificó con un hacha. Los investigadores han detectado que muchos de los denunciantes son extranjeros que residen en la Isla: «Están muy concienciados en el tema del bienestar animal», reconoce Pedro García.

En cualquier caso, desde la unidad del Seprona recuerdan que el maltrato animal no es solo pegar o no dar de comer a un perro o gato. «Hay, por ejemplo, individuos que provocan embarazados continuos en perras para que den más camadas, porque las venden muy caras. Esto también es un delito, porque no es bueno para la madre».

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El teniente García y el sargento Mora, los jefes del Seprona, con Toni Mas, responsable de Natura Park, y Margalida Gómez, veterinaria coordinadora del Cepad.

Por estas fechas navideñas, se dispara la compra de animales de compañía, pero lo peor viene en enero, cuando muchas mascotas son abandonadas: «Hay que concienciar a los ciudadanos de que los animales no son juguetes. Tener uno conlleva responsabilidades muy serias. Por eso, animamos a los interesados a que adopten en protectoras de animales o en centros de acogida municipal». También solicitan la colaboración ciudadana, que es, a veces, la única forma de descubrir un maltrato animal.