La procesada, este viernes, durante el juicio. | Juan P. Martínez

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Una animalista se enfrenta a una pena de multa de 6.480 euros acusada de interponer una denuncia falsa por maltrato animal contra un hombre en Inca en agosto de 2015. El perjudicado relató en la vista el infierno vivido en su día a día. «Todo parecía como una película de miedo», explicó. La procesada negó ante una jueza de lo Penal de Palma haber tenido conocimiento en algún momento que el perro que ella creía que no vivía en condiciones adecuadas realmente estaba bien atendido. «Me llamó una vecina, compañera de una asociación animalista, y fui a ver personalmente al perro. Estaba en una caseta encerrado a 40 grados». Poco después colgó en Facebook una foto de la vivienda para tratar de localizar al dueño del animal, que resultó ser un agente de la Policía Local de Inca. «Intenté hablar con él sin fortuna ni tampoco la policía me decía nada», dijo la acusada. Ante esto decidió denunciar al varón por maltrato animal.

La Fiscalía sostiene que la mujer cuando interpuso la denuncia sabía que los hechos no se correspondían con la realidad. Un vecino del hombre se puso en contacto con ella para informarle que estaba equivocada y también desde el Ayuntamiento. El Seprona realizó un informe y señaló que no había delito alguno y la causa se sobreseyó en enero de 2016. El perjudicado explicó en la sala que vivió un calvario. «Lo que he pasado durante más de dos años ha tenido repercusión en mi vida laboral y personal. Me llegaron a hacer varias inspecciones e incluso una veterinaria certificó que todo estaba en orden», apuntó.