Exposición del material intervenido a los dos narcos de La Soledat: dinero, útiles para manipulación de sustancias y la cocaína. | Policía Nacional

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Jugártela por 200 euros. El asesino en tercer grado detenido por transportar kilos de cocaína de una mafia colombiana afincada en Palma se derrumbó cuando los agentes de Estupefacientes le colocaron los grilletes: «La he cagado», espetó, lacónico. Luego, reconoció que movía la droga de la banda, pero matizó un detalle: «Os aseguro que no sabía exactamente lo que llevaba en la bolsa. Aunque me lo imaginaba».

Tal y como adelantó en exclusiva este sábado Ultima Hora, Patricio Arturo pasó 18 años ingresado en la cárcel de Palma por el brutal crimen de la funcionaria mallorquina Maria Antònia Colom, a la que degolló y quemó en Santa Maria en 2002.

Primeros permisos

El presidiario, hace poco, empezó a tener los primeros permisos y alcanzó el tercer grado, por lo tenía una relativa libertad de movimientos. «Estaba tieso, sin blanca, y las malas compañías en estos casos son determinantes», explicaron fuentes de la investigación para contextualizar su nueva caída en desgracia. Si todo iba bien, que no lo ha ido, Patricio Arturo habría saldado sus cuentas con la Justicia en 2023.

Ahora, el panorama se le complica sobremanera y en el horizonte planean muchos años más entre rejas. Un dato que ha llamado la atención de los investigadores, empero, es lo mal pagado que estaba por la organización: cobraba unos 200 euros por transportar kilos de cocaína, que ahora le pueden suponer muchos años privado de libertad.

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La ‘operación Invisible’ la inició el Grupo II de Estupefacientes, en colaboración con la Policía Local de Palma, cuando detectaron que un colombiano llamado Dairo había entrado con fuerza en el negocio del polvo blanco.

Los peones de la red se desplazaban en patinetes eléctricos, que ya se han convertido en el vehículo favorito de los narcos latinos, y mantenían siempre grandes medidas de seguridad, para no ser detectados. Abastecían a otros grupos criminales y también a pequeños clientes, con el método de la ‘telecoca’.

El jueves, Dairo y Patricio fueron sorprendidos en La Soledat. El asesino confeso llevaba kilo y medio de cocaína en una bolsa y en la habitación del jefe, después, se halló otro medio kilo más. Así como 3.000 euros en efectivo, prensas, gatos hidráulicos, instrumentos para envasar al vacío y termosellar, dos cajas fuertes y grasa para caletear la sustancia y burlar a los perros de la policía.

Toda una fortuna de la que Patricio Arturo solo vio 200 euros.