El acusado a su llegada a la audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía ha rebajado de 24 a 20 años de prisión su petición de cárcel para el exprofesor de un colegio de Palma acusado de abusar sexualmente de 8 alumnas cuando eran menores, unos hechos que se juzgan desde el lunes en la Audiencia de Palma.

La fiscal ha reclamado que el encausado, un hombre de 64 años, sea condenado a pagar 600 euros de indemnización a las 8 denunciantes por los daños morales causados por presuntos episodios de abusos por parte del docente entre 2016 y 2018, cuando las estudiantes tenían entre 12 y 17 años.

La abogada del centro escolar y la representante legal del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) se han adherido a la petición final de la fiscal, quien antes de celebrarse el juicio reclamaba 24 años de prisión por el delito de abusos sexuales a diez exalumnas, así como el pago de las indemnizaciones.

En la última sesión del juicio, la acusación pública ha retirado el delito de abusos sexuales cometido presuntamente sobre dos de las estudiantes ya que una no ha sido localizada y no ha declarado ante el tribunal y la otra considera que no se produjeron abusos.

El exprofesor de matemáticas se defendió en la primera sesión del juicio en la Audiencia de Palma y negó haber tocado con intención sexual a algunas de las que fueron sus alumnas entre los años 2016 y 2018.

El abogado de la defensa ha pedido la libre absolución de su cliente y que, en caso de no apreciarse el delito de índole sexual, se aplique como alternativa un delito de vejaciones, que supondría 8 años de prisión para el hombre.
En su turno de última palabra, el hombre ha insistido en que nunca acarició la espalda de

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las menores por debajo de la ropa, en contra de lo que afirmaron algunas de ellas durante el juicio, y que las caricias que pudo tener con las estudiantes «siempre fue como un gesto amistoso y de confianza».

Según una de las denunciantes, el acusado le dijo que quería mantener relaciones sexuales con ella, pese a ser menor, mientras que otras de las exalumnas relataron que el acusado les acariciaba la nuca, el hombro y la espalda a la altura del sostén y que metía la mano por debajo la camisa.

Ante el tribunal, dos técnicas de la Unidad de Valoración de Abuso Sexual Infantil (UVASI) han subrayado la alta credibilidad de los relatos aportados por varias de las alumnas, y que descartaron que se tratara de una invención o una exageración ya que las menores reafirmaban las conductas que las habían hecho sentir incómodas.

Algunos excompañeros de trabajo han afirmado ante el tribunal que el encausado estaba ?decaído? y que solía llegar tarde al colegio. Precisó una baja médica debido a un trastorno de bipolaridad y de depresión.

La jefa de estudios del centro cuando se produjeron los presuntos abusos y un docente han comentado que una alumna se hizo un tatuaje en la parte baja de la espalda y que el acusado se acercó para verlo, algo que molestó a la estudiante.

«Actitudes así te podrían traer problemas», dijo la trabajadora a su compañero, quien presuntamente respondió a la joven que era «un tatuaje muy bonito».
El juicio ha quedado visto para sentencia.