El acusado, custodiado por dos policías, en el patio de la Audiencia Provincial. | Alejandro Sepúlveda

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«Antonio tenía motivos para provocar el incendio, dado que ninguno de los moradores que vivían en la antigua prisión, ni su propio amigo Jaime, apodado ‘El Sevilla', le permitieron quedarse a dormir la noche de los hechos». La Audiencia Provincial ha condenado a cinco años y medio de cárcel al hombre que incendió la prisión vieja de Palma con varios indigentes durmiendo en el interior. El tribunal de la Sección Segunda ha tenido en cuenta la circunstancia atenuante de trastorno mental derivado de un consumo de drogas y alcohol.

Una médico forense señaló en el juicio que el acusado es un expolitoxicómano con un largo historial de consumo de drogas (pastillas, porros, cocaína y heroína) desde los 14 años. Los jueces sostienen que el incendio fue de menor entidad «porque, aunque existió peligro de propagación, este no fue grave, ni especialmente intenso. El fuego se focalizó en una sola dependencia de 9 metros cuadrados», recoge la sentencia.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 5.30 horas del 27 de enero de 2020. Antonio Fernández prendió fuego a una habitación, de unos nueve metros cuadrados, que era utilizada como dormitorio/vivienda por un hombre. Esta dependencia se encuentra en la primera planta de la antigua prisión de la carretera de Sóller. Allí había residuos acumulados como colchones, ropas, metales y plásticos.

El procesado, según la resolución, actuó por venganza debido a que ninguno de los ocupantes de la cárcel vieja le acogió esa noche ni le permitió pernoctar en el lugar. Ni su amigo Jaime, conocido como ‘El Sevilla', permitió que Antonio ocupase la dependencia en la que habitaba. ‘El Sevilla' perdió todos los objetos que se hallaban en su dormitorio y Antonio deberá indemnizarle con 400 euros.

Dos hombres intentaron apagar el incendio con garrafas y resultaron intoxicados por inhalación de humos. El autor del fuego deberá indemnizarlos con 50 euros a cada uno.