Los menores fueron interceptados por agentes de la Policía Nacional y Policía Local de Palma. Foto: José de Orbe | Redacción Sucesos

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Un dominicano de 14 años y 187 centímetros de altura fugado de un centro tutelado de Palma no dudó en enfrentarse a los policías que le interceptaron de madrugada en la barriada de 'Corea' y dirigirse a los agentes en actitud desafiante; «Si yo quiero os piso la cabeza». La fuerza actuante, con más paciencia que un santo, consiguió identificarlo y seguir de forma escrupulosa el protocolo establecido en estos casos.

El reloj marcaba la una y media de la madrugada cuando un amplio dispositivo policial estaba identificando y sancionando a un grupo de personas que se encontraban en la vía pública en la barriada palmesana de Camp Redó de Palma. Los vecinos fueron propuestos para sanción por incumplimiento del toque de queda.

En ese instante, dos policías de Patrulla Verde, escucharon saltar la alarma de un coche que estaba estacionado en la calle y al girarse vieron a dos jóvenes salir corriendo. Tras una breve pero intensa persecución se les logró dar alcance. Tras revisar el vehículo se percataron que no tenía las puertas forzadas y que el robo resultó frustrado cuando los presuntos ladrones se percataron de la gran cantidad de policías que había en el lugar.

Una vez identificados los mismos por parte de efectivos del GOR (Grupo Operativo de Respuesta) y del Grupo Alazán se pudo comprobar que eran menores, uno de ellos fugado de un centro. Acto seguido, se procedió a trasladar al citado adolescente al complejo socioeducativo y entregarlo a los educadores responsables. El segundo menor, al disponer de domicilio fijo se le entregó a sus tutores legales. Se realizó un informe judicial de lo ocurrido y se levantaron las correspondientes actas por incumplimiento al toque de queda.

Desde hace meses, la policía tiene localizados a una gran cantidad de menores fugados de centros tutelados y de internamiento en la calle de madrugada, saltándose el toque de queda y cometiendo robos con fuerza y violencia. Además, varias casas de okupas les ofrecen cobijo a cambio de dinero o sexo.