La acusada, este martes, en el juicio celebrado en Palma. Foto: G. E.

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La propietaria de una casa de Son Servera no daba crédito cuando la mujer de la limpieza le contaba las numerosas compras que realizaba entre agosto de 2015 y abril de 2016. «Me decía que se había comprado una televisión de 80 pulgadas, un sofá chaise longue o una litera para su hijo. Y yo me preguntaba: ¿‘Cómo lo hace si solo tiene una paguita?’».

A la paguita había que sumarle las joyas que le robó y luego vendió. La mujer de la limpieza reconoció este martes en el juicio celebrado en Palma que robó al matrimonio en dos ocasiones. «Les cogí joyas dos veces y las fui a empeñar. También vendí algunas en una tienda de Cala Millor. Necesitaba el dinero para comer porque soy madre, viuda y soltera».

Una ladrona sincera

La acusada aseguró que cuando iba a limpiar al domicilio el matrimonio siempre estaba. La mujer se sinceró cuando la fiscal le preguntó cuántas joyas se llevó. «Cogí bastante cantidad las dos veces que robé», dijo.

La víctima relató que eran vecinas y que la limpiadora le pidió trabajo porque estaba atravesando por una mala situación económica. La propietaria de la vivienda declaró que entregaba las llaves a la investigada y que su marido y ella trabajaban cuando acudía limpiar.

Hacía un tiempo que la perjudicada no se ponía joyas tras el fallecimiento de su madre y de su suegra. Un día, en abril de 2016, decidió engalanarse y cuando fue a buscar las alhajas no encontró nada. Habían arrasado con ellas. «Nos quedamos de piedra. Pensábamos que nos habían entrado a robar. Intuí que podía haber sido la mujer de la limpieza porque era la única que entraba en mi casa». Solo recuperó tres joyas.

La Fiscalía pide un año y tres meses de prisión para la limpiadora por un delito de hurto continuado con la agravante de abuso de confianza y que indemnice a la mujer con 4.160 euros. Las joyas que robó fueron tasadas en cerca de 8.000 euros y la compañía aseguradora ha indemnizado a la víctima con 2.343.