El capitán de barco Fons Dorrestijn muestra las lesiones que sufrió en el ataque.

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«Me golpearon con un bate de béisbol, me pisotearon la cabeza y me dejaron inconsciente en el suelo durante varios minutos. Todo eso, para robarnos un triste teléfono móvil». Estas son las palabras de Fons Dorrestijn, un capitán de barco residente en Mallorca, que hace unos meses se convirtió en el objetivo de cuatro jóvenes y violentos ladrones en el Passeig Marítim de Palma.

«Yo soy capitán de barco y el día 1 de marzo estuve cenando en el Bahía Mediterráneo en compañía de un grupo de clientes alemanes. Era gente joven, de 25 a 30 años aproximadamente. Gente sana y un comportamiento exquisito. Al llegar a la calle para tomar un taxi, vimos bajarse de un coche negro a tres o cuatro jóvenes. Todo fue muy rápido. Con un bate de béisbol o palos nos agredieron y todo para robarle el móvil a uno de mis clientes», comenta el holandés Fons Dorrestijn.

Sobre las dos y media de la madrugada dos chicas que habían sido testigos de la salvaje agresión pidieron ayuda a los servicios de emergencia y hasta el Marítimo se desplazaron dotaciones de la Policía Nacional y de la Policía Local, que contactaron con las féminas y escucharon su relato. Las mujeres presenciaron cómo dos jóvenes se apeaban de un coche de color negro y comenzaban a golpear a sus víctimas, para robarles el móvil. En el interior del automóvil había otros dos muchachos, que no participaron directamente en el ataque, pero fueron cómplices.

Poco después, según confirmaron en los servicios sanitarios, se localizó a las dos víctimas: uno era alemán y el otro holandés. Habían salido por el Marítimo a tomar una copa cuando fueron abordados por la pandilla. Uno de ellos sufrió la pérdida de piezas dentales, debido a los puñetazos y patadas que recibió en el rostro y el otro también quedó contusionado. Uno de ellos tuvo que ser evacuado al hospital de Son Espases, donde recibió asistencia sanitaria. El otro no estaba tan golpeado y sólo fue atendido por el personal de la ambulancia, aunque luego se pudo marchar a su hotel. De forma paralela, según confirmaron testigos presenciales, la policía puso en marcha un gran dispositivo de ‘operación Jaula’. Tenía los datos del coche huido y el grupo fue localizado en el paseo Sagrera, en dirección al centro. Todos ellos fueron arrestados por un delito de robo con violencia.

Indignación máxima

«Estoy muy enfadado. Ahora resulta que casi me matan, me tuvieron que intervenir quirúrgicamente y, en breve, tendré que pasar de nuevo por el quirófano y la fiscal del caso califica este hecho de delito menor. ¿Dónde está la justicia? Nuestros abogados de Madrid están escandalizados. Me dicen que nunca habían visto nada igual. Hemos acudido a una instancia superior y clamamos para que se haga justicia», concluye la víctima, incapaz de entender el criterio de la fiscal.