Los detenidos en la operación contra el grupo internacional de carteristas, que tenían base en Mallorca, pasan a disposición judicial. | Alejandro Sepúlveda

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La juez Carmen Abrines, titular del juzgado de Instrucción número 10 de Palma, ha ordenado este jueves el ingreso en prisión para parte de la cúpula de la banda de carteristas más importante de Europa y Estados Unidos detenida en Palma y el destierro para el resto. La magistrada, dejó en libertad con cargos a los integrantes del grupo criminal con menor implicación y que contaban con arraigo en la Isla. El cómputo general fue de cuatro ingresos en prisión, 20 destierros y 4 comparecencias cada 15 días. El resto, libertad con cargos. Los detenidos fueron puestos ayer a disposición judicial (presencial) y lo hicieron en una conducción escalonada a cargo de la Policía Nacional y Policía Local de Palma con todas las garantías de seguridad necesarias por la COVID19.

Una vez en dependencias judiciales, la gran mayoría de los 32 detenidos presentados, se negaron a declarar. Quienes lo hicieron, gran parte de la cúpula, negaron los hechos y alegaron que no habían robado en la vida. Su versión no debió ser muy convincente cuando la jueza los envió a la cárcel.

Por otra parte, el Grupo de Crimen Organizado del Cuerpo Nacional de Policía solicitó a la autoridad judicial competente la emisión de órdenes europeas de detención y entrega contra 18 presuntos integrantes de la red internacional. Los investigadores han podido determinar que esta organización criminal habría remitido a su país 1,6 millones de euros en efectivo y se le atribuyen hurtos de carteras y otros efectos de valor por los que podrían haber acumulado en una década un botín de 12,5 millones de euros. En Mallorca tenían una serie de personas que informaban a la organización del turismo que llegaba. Cuando decidían actuar, se reunían cada mañana en diversas zonas cercanas a los hoteles, zonas, o viviendas con el fin de planificar el día, simulando ser turistas, con mapas, detrás de autocares, conocían la llegada de los ferrys, horarios de visitas a monumentos, autobuses , hasta alcanzar el botín diario deseado. Cuando uno de sus integrantes no rendía lo suficiente, los responsables de la organización lo pasaban a hacer otras funciones como mendigar en supermercados, tocar música en semáforos e incluso ejercer la prostitución.

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Especialistas en clonar tarjetas y extraer dinero

Uno de los principales roles de la organización era el de receptador, cuya función era dar salida al dinero y objetos sustraídos.

Se han podido acreditar hasta el momento el envío de más de 1.600.000 euros en efectivo, siendo el promedio de 4.000 euros mensuales por persona. Eran especialistas en clonar tarjetas o, con ayuda de un datáfono, extraer dinero de los turistas. En muchos casos, no se daban cuenta.