Un coche patrulla de la Policía Local de Capdepera, precintado | Julio Bastida

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Alarma en el cuartel de la Policía Local de Capdepera. El subinspector jefe del cuerpo ha ordenado precintar, como medida preventiva, uno de sus coches patrullas ante un posible caso de COVID-19.

Dos agentes de la Policía Local fueron apartados de forma temporal del servicio al haber estado en contacto con una mujer sospechosa de estar infectada por la COVID-19.

Los hechos sucedieron este pasado lunes, en torno a las once de la mañana, cuando personal sanitario, Guardia Civil y dos agentes de la Policía Local asistieron a una vecina mayor que había sufrido un infarto en sa Font de sa Cala.

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La mujer presentaba síntomas compatibles con el coronavirus. A pesar de adoptar las medidas pertinentes de precaución, el jefe del cuerpo policial ordenó precintar el coche patrulla y enviar a casa a los agentes hasta conocer los resultados.

La preocupación en el seno de la plantilla es máximo, pero las posibilidades de que la anciana de positivo son muy remotas. La víctima vive en una zona muy apartada, poco poblada, no había realizado ningún viaje a zonas de riesgo y en la zona del Llevant, de momento, no se han contabilizado casos positivos de coronavirus.

Por otra parte, el alcalde de Capdepera ha emitido este martes un decreto de alcaldía por el que suspendetodos los permisos por asuntos propios, vacaciones, horas de formación o flecos pendientes al personal de la Policía Local. Además, se ordena a todos los agentes que a partir de ahora deberán estar en todo momento disponibles y localizables facilitando un teléfono de urgencia.