Encarnación Crespí, en el centro, junto a familiares que le ayudaron a limpiar el domicilio afectado por el fuego. | Guillermo Esteban

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Encarnación Crespí, vestida con un batín rosa de ositos, explicaba este miércoles al mediodía que su hermano José Luis Heredia les salvó de un incendio que devoró gran parte de su domicilio, un primer piso en el número 5 de la calle Torre d’en Bibiloni, en el barrio de Foners, Palma. La mujer dormía, junto a otros siete familiares, poco antes de las ocho de la mañana. «Mi hermano pequeño ha entrado a la habitación después de festejar el Año Nuevo y ha visto el colchón en llamas. Hemos tirado agua y se apagaba, pero a los pocos minutos volvía a prender».

La mujer, que está embarazada, avisó a los bomberos de Palma al ver que no podían luchar contra las llamas, que se extendieron enseguida hasta la cocina, la coladuría, la terraza y un comedor pequeño. «No pensábamos que fuera tan grande, pero se ha expandido muy rápido». El fuego, que se originó por un cortocircuito en el dormitorio, también destruyó la ventana del segundo piso. «Se ha quemado media casa», lamenta Encarnación, junto a otros familiares que acudieron a la casa para ayudarle a limpiar. En el salón comedor, algunas fotografías de niños, un árbol de Navidad y un cuadro de Cristo con la cruz a cuestas camino del Calvario sobrevivieron a las llamas. Las paredes quedaron ennegrecidas por el humo.

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Los equipos de extinción se desplazaron de inmediato al lugar y sofocaron el incendio. La familia pudo abandonar el edificio a tiempo. El hermano pequeño de Encarnación sufrió leves quemaduras en la pierna al intentar apagar el fuego. «No se podía ni respirar del humo que había, hemos tenido que salir porque nos ahogábamos», dice la mujer. Hace diez años que la familia reside de alquiler en el inmueble. Este miércoles trataron de localizar sin éxito al propietario durante toda la mañana. «Ya llevamos 40 o 50 llamadas», comenta un familiar.

Los bomberos creen que la estructura de la vivienda no está afectada. En la otra mitad del piso pueden vivir, pero les aconsejaron que buscaran otra residencia por si se producen desprendimientos. «Gracias a Dios estamos todos bien», apunta un familiar de Encarnación. «Mi hermano nos ha salvado del incendio, estábamos todos durmiendo y no nos hubiéramos enterado», interviene la mujer. «Si no, no se salva ni el Tato», añade el hombre.