Los hechos ocurrieron sobre las 12.30 horas del 13 de diciembre. El acusado, de 69 años, se encontraba a bordo de un autobús cuando la víctima empezó a cantar en voz alta. El hombre, según el escrito del abogado de la mujer, se dirigió a ella recriminándole que cantara y se inició un enfrentamiento en el que se vieron implicados varios pasajeros.
El agresor cogió los martillos de emergencia del vehículo y dio diversos golpes contra los cristales del autobús provocando fracturas en dos lunas laterales de la parte derecha. La mujer y el resto de pasajeros reprendieron al hombre su comportamiento. El acusado propinó con el martillo una serie de golpes en la cara y en el resto del cuerpo a la mujer y esta se desplomó a consecuencia de la agresión. Sufrió policontusiones, traumatismo craneoencefálico frontal izquierdo, hematomas en ambos ojos, dermoabrasiones y contracturas cervicales. La víctima precisó un punto de sutura en el labio y tratamiento rehabilitador.
El acusado padece un trastorno generalizado del desarrollo no especificado, retraso mental leve y trastorno de la personalidad con alteración de la conducta, además de un grado de discapacidad del 66 por ciento, lo que le provoca una afectación parcial de la conciencia y el raciocinio.
3 comentarios
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Dos años si no tienes antecedentes te vas de rositas. Que bien eh ?? El trastorno ese yo juraria que lo tenemos el 90 % de la peña, solo viendo como nos comportamos en las colas, conduciendo o en las rebajas por poner un ejemplo o incluso andando por la calle que hay algon@s que o te apartas o te arrollan.
Hay muchos casos similares y peores que este, hay familias que viven auténticos dramas en sus casas, pero no hay un sitio adecuado para llevarles. Por lo visto hay dinero para todo tipo de estupideces menos para lo importante.
Y yo pregunto,¿como es posible que una persona discapacitada y con un trastorno mental que la hace peligrosa para si misma y para los demás, ande suelta por las calles y se meta en un autobús?. No sé si este hombre tiene familia, aunque en estos casos las familias se ven sobrepasadas por lo difícil que puede resultar controlar a un enfermo mental, pero alguna forma debería haber para evitar este tipo de situaciones, que pueden acabar causando daños irreparables. Pero para esto' nunca hay dinero.