La Policía Nacional procedió a la detención del turista en el mismo hotel donde se alojaba. | Alejandro Sepúlveda

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El hombre que abusó sexualmente de una camarera de pisos en un hotel de Can Pastilla el pasado 27 de septiembre es un reconocido científico sueco. K. K. A., de 66 años de edad, y que se encontraba de vacaciones en Mallorca cuando ocurrieron los hechos, será juzgado en las próximas semanas en Palma. La Fiscalía pide para él año y medio de prisión y que indemnice a la víctima con 1.000 euros.

El acusado ha sido profesor de Bioquímica Física en la Universidad de Oslo los últimos veinticinco años, ha trabajado también en Montpellier, Minnesota, Estocolmo y Bergen y ha publicado cerca de un centenar de publicaciones científicas.

El incidente tuvo lugar minutos antes de las 11.00 horas en el establecimiento donde estaba alojado el imputado. El varón, según la acusación de la Fiscalía, se acercó a la habitación 421, donde se encontraba una mujer limpiando. Se acercó a ella para preguntarle por una compañera y acto seguido se abalanzó sobre ella y le agarró con fuerza los pechos por encima de la ropa y empezó a manoseárselos.

La víctima pudo zafarse del hombre y logró refugiarse en el balcón, donde empezó a gritar pidiendo ayuda. Varias compañeras tras escuchar a la perjudicada acudieron en su auxilio.

Poco después avisaron a la Policía Nacional, que acudió al hotel y procedió a la detención del presunto abusador, que no opuso en ningún momento resistencia.

Fue trasladado a los calabozos de la Jefatura palmesana y horas después pasó a disposición judicial en el juzgado de guardia de Vía Alemania, que decretó su puesta en libertad con cargos. El ministerio público le acusa de un delito de abuso sexual y pide para él un año y medio de cárcel, una indemnización de 1.000 euros y una orden de alejamiento durante dos años.

El juicio por estos hechos estaba programado para la jornada de este miércoles, pero K. K. A. no se presentó. La vista quedó aplazada para mediados de noviembre.

Dijo que fue una broma

La versión de los hechos que K. K. A. ofreció a los agentes de la Policía Nacional en la Jefatura de Palma poco después de ser arrestado en el mismo lugar donde ocurrió el suceso rozó el surrealismo. Explicó a los funcionarios que el episodio con la camarera de pisos había sido una broma y nunca tuvo intención de ir más allá del manoseo. Posteriormente, y sin venir a cuento, explicó a los agentes que estas trabajadoras «ganan poco dinero en España».