El exmonitor de Sant Agustí, este jueves en el juicio en la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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El primer día de juicio en la Audiencia Provincial, a puerta cerrada, Samuel A. vestía una camiseta azul del Monstruo de las galletas. En la segunda sesión, este jueves, llevaba estampado a E.T., el extraterrestre que entabla una gran amistad con Elliot, un niño de 10 años. Samuel A., como el alienígena de la película de Spielberg, se ganó la confianza de al menos cinco alumnos cuando trabajó como portero y monitor en el colegio Sant Agustí de Palma. La Fiscalía sostiene que, entre los años 2015 y 2018, abusó sexualmente de ellos.

Las víctimas, de 11 y 12 años, lo veían como a un amigo. Igual que Elliot a E.T. Samuel A. reconoció algunos episodios en la primera jornada del juicio. Pero no todos.

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El acusado, que afronta 31 años de cárcel, fue detenido en dos ocasiones por la Policía Nacional en 2018. La segunda vez acudió a la Jefatura Superior de Policía embutido en un chándal y con un llavero de Winnie the Pooh. La inspectora que le atendió recordó que estaba extrañado y no opuso ninguna resistencia cuando le intervinieron el teléfono móvil. Los agentes que registraron su domicilio se incautaron de ordenadores, seis discos duros, CDs y pendrives. Un inspector explicó que el acusado eliminó de sus dispositivos fotografías y vídeos que hizo a las víctimas. Había 83 archivos de contenido pedófilo. Casi cinco gigas. Los investigadores no lograron rescatar todos los documentos que borró.

Los alumnos que sufrieron abusos sexuales confirmaron los hechos este jueves a puerta cerrada. Samuel A., en el turno de la última palabra, pidió perdón a los niños y a sus familias.