El empresario fue detenido en el año 2015 por la Guardia Civil. | Pere Bota

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El empresario Miguel Pascual Bibiloni se sentará el lunes en el banquillo de los acusados. Afronta una petición de 28 años y medio de cárcel por un delito de prostitución, tres de abusos sexuales y otros tantos de acoso sexual por explotar a mujeres en dos table dance de s’Arenal.

Pascual fue el primer empresario implicado en la trama de corrupción en la Policía Local de Palma. A principios de 2015, dos años antes que Bartolomé Cursach, en la misma operación en la que se arrestó por primera vez a agentes de la Policía Local de Palma, la Guardia Civil detuvo a Pascual, por pagar a policías a cambio de protección para sus locales con servicios de todo tipo. En paralelo se le investigaba por prostitución: varios testigos protegidas declararon que se les obligaba a ejercer la prostitución.

Esa investigación se concreta en el juicio que arranca el lunes. Según la Fiscalía, algunas de las mujeres que estaban en los locales eran explotadas en los locales y estaban en situación irregular. Sobre tres de ellas, señala que el acusado, «aprovechándose de que era su jefe y de su precaria situación» las obligó a mantener relaciones sexuales con él. Una de ellas era menor de edad cuando ocurrió el primer encuentro. Según la acusación les amenazaba con despedirlas si no accedían.

En la trama de la Policía Local, hay abierta una gran pieza separada en torno a las actividades de Pascual. Es en esta en la que están incluidos el exdelegado del Gobierno, José María Rodríguez, el exconcejal Álvaro Gijón y antiguos mandos policiales, en parte como consecuencia de la declaración de ‘la Madame’. Esa parte de la causa, a pesar de que Pascual lleva imputado más de cuatro años, aún está más retrasada y no se ha dado por finalizada su instrucción. El empresario quedó entonces en libertad bajo fianza de 125.000 euros.