Fuentes de la Fundación Antonio Guerrero, cuyo abogado, Javier Jaenes, ha presentado la querella en nombre de los padres, han indicado que la niña ha experimentado una notable mejoría desde que se encuentra en el citado centro, donde se valorará si, en el futuro, vuelve a un centro educativo como el colegio en el que se encontraba hasta hace unos días, cuando se produjeron los hechos.
Según se recoge en la querella la niña que padece un Trastorno Generalizado del Desarrollo con Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y epilepsia, acudía al Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Cervantes de Dos Hermanas, en un aula específica para niños con problemas similares al suyo.
Los padres apreciaron que sufrió dos crisis epilépticas en poco tiempo «y desarrolló conductas autolesivas desconocidas hasta la fecha con importantes y habituales mordeduras en las manos», conducta que iba en aumento cuando iba al colegio, y dejaba de evidenciarse cuando llegaba el fin de semana.
A pesar de que las profesoras les dijeron a los padres que no habían notado nada extraño en la menor, el pasado 22 de abril los padres llevaron a la niña a clase con una grabadora en la mochila, y en sus seis horas de grabación, según la denuncia, se escuchan gritos de las docentes con frases como «esta niña tiene el cerebro cascado», «yo también sé dar golpes», «ya se ha trastocado», «lávate las manos, cochina, que te estoy viendo jugar con los mocos» o «en el manicomio de Miraflores había este perfil en adultos».
Durante la mañana de hoy, técnicos de la Junta de Andalucía se han reunido con los responsables del centro educativo y los padres de la menor, a la espera de elaborar un informe sobre este asunto.
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Agredir o humillar a niños, ancianos o gente dependiente debería estar penado por la ley, y más si el supuesto agresor es un profesional. Espero que la niña sea más feliz en su nuevo centro.