Una ambulancia del SAMU 061 atendió a la víctima.

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Portero y cliente discutieron por una chaqueta. Un joven la dio por perdida en el interior del local y le pidió explicaciones al empleado del establecimiento, situado en la avenida Argentina de Palma. En un momento dado ambos se fueron a la salida de emergencias y allí el trabajador le agredió. Los hechos tuvieron lugar en noviembre de 2017.

Debido al puñetazo que recibió, la víctima sufrió una fractura de huesos de cráneo y cara, con fractura triple de mandíbula. El portero está acusado de un delito de lesiones y la Fiscalía pide para él un año y medio de prisión.

Según relata el ministerio público, el perjudicado perdió su chaqueta dentro del local. Acudió a buscar ayuda a uno de los porteros del local. Lo hizo, tal y como se describe en el escrito de acusación, de manera insistente. Tras unos momentos de discusión entre ambos, acabaron aproximándose a la puerta de la salida de emergencia.

Allí el empleado le propinó un certero golpe en la cara que le provocó lesiones importantes. Nada menos que varias fracturas de huesos de cráneo y cara, además de una triple de mandíbula, que precisó de una intervención quirúrgica.

El portero del establecimiento se enfrenta a una pena de un año y medio de prisión por un delito de lesiones. Asimismo también se le pide que indemnice a la víctima con 3.650 euros por las heridas ocasionadas y por las secuelas. El juicio se celebrará en las próximas semanas en Vía Alemania.

En los últimos meses han sido tres los porteros de discoteca que han sido llamados a sentarse en el banquillo por agredir brutalmente a clientes de los locales donde trabajaban. Uno de ellos fue condenado a cinco años de cárcel y a la inhabilitación para ejercer cualquier empleo o profesión relacionada con la vigilancia o seguridad o con el control de accesos a establecimientos durante ese periodo.

Más inspecciones

El sector de la seguridad reclama a las autoridades un mayor control de las salas de fiestas y discotecas. Los profesionales se quejan de que la Policía Local de Palma no revisa que los porteros estén asegurados y cuenten con el correspondiente carné de controlador de acceso. En la mayoría de casos, muchos de los porteros trabajan de forma irregular y en negro.