Muchos vecinos se refugiaron en el tejado del edificio, lo que obligó a los bomberos a complicadas labores de salvamento, mediante el uso de escaleras de mano, poniendo en peligro sus propias vidas. | Reuters

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Diez personas murieron este martes y 37 resultaron heridas, una de ellas de gravedad, en el incendio de un edificio en París que, según los primeros elementos de la investigación, fue provocado por una habitante con problemas psiquiátricos tras una disputa vecinal.

La mujer, de unos 40 años de edad, fue arrestada en una calle cercana al lugar del drama pocos minutos después del mismo, cuando, en estado de embriaguez, trataba de prender fuego a papeleras y un vehículo aparcado.

Aunque la investigación sigue su curso, las autoridades se centran en esa pista como principal causa del fuego, que se declaró sobre la 01.00 horas (00.00 GMT) en un edificio de ocho plantas de la década de los años 70, en buen estado, situado en un barrio acomodado del oeste de la capital francesa.

El fiscal de París, Rémy Heitz, confirmó que las sospechas se centran sobre la arrestada y que se ha abierto una investigación por «incendio voluntario que ha provocado muertes».

Más de cinco horas y el trabajo de 250 bomberos fueron necesarios para controlar un incendio que comenzó en la segunda planta del edificio de la calle Erlanger, ubicada junto al bosque de Bolonia, uno de los pulmones verdes de la ciudad.

Las llamas se propagaron con una inusitada velocidad, según el relato de los bomberos, y acabaron por ganar todo el edificio, que terminó devastado, hasta el punto de que los técnicos temen que las plantas superiores, las más afectadas, puedan derrumbarse.

Dos edificios aledaños también fueron evacuados como medida de precaución.

Los bomberos tuvieron que redoblar esfuerzos para luchar contra las llamas y para salvar a los vecinos, que se agolpaban en las ventanas y en el tejado del edificio huyendo del fuego.

La estrechez de la calle y de su patio interior impidieron que se usaran escaleras mecánicas, lo que dificultó las labores de rescate y puso en peligro la vida de los bomberos.

Ocho de ellos resultaron heridos en sus labores, que permitieron rescatar a medio centenar de personas, según el ministro del Interior, Christophe Castaner, que se trasladó al lugar.

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Tres de los muertos saltaron por las ventanas huyendo de las llamas.

Emergency vehicles line a street where a residential building had caught fire in Paris

Los habitantes del edificio tenían pocas dudas sobre la autoría del fuego, que achacaron a su vecina, conocida en el inmueble por su adicción al alcohol, sus antecedentes y su inestabilidad psicológica, que en varias ocasiones le habían llevado a ser internada en psiquiátricos.

Hace un año, recordaron, ya había provocado un fuego en un cubo de basura. Entonces sin consecuencias.

Los testigos aseguraron que durante la noche puso la música alta, lo que motivó que otro vecino, bombero de profesión, acudiera a quejarse por el ruido, que le impedía dormir.

Hubo gritos e intercambio de insultos, la ahora detenida comenzó a lanzar objetos por la ventana y, según una vecina, amenazó: «Puesto que eres bombero voy a provocar un incendio».

La policía acudió, pero no consideró necesario intervenir, ya que el vecino se había ido a dormir a otro lugar. Poco después se declaró el incendio.

A través de la red social Twitter, el presidente francés, Emmanuel Macron, envió sus condolencias a los familiares de las víctimas y rindió homenaje al trabajo de los bomberos.

Se trata del incendio más mortífero que ha vivido la capital francesa desde el provocado en agosto de 2006 en un vetusto edificio del distrito 13 y que causó 17 muertos, 14 de ellos niños, y cuyo autor no ha sido todavía identificado.

Cinco meses antes, 24 personas habían fallecido como consecuencia del fuego en un albergue de inmigrantes situado en el centro de la ciudad, el más grave vivido en la capital tras la Segunda Guerra Mundial.

Una explosión de gas en una panadería del centro de la ciudad provocó un importante incendio en el centro de París el pasado 12 de enero, en el que murieron cuatro personas, entre ellos una turista española.