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El pozo de Totalán, en Málaga, al que cayó este domingo un niño de dos años, nada tiene que ver con la imagen inicial que a todo el mundo le viene a la mente cuando piensa en un pozo común.

El agujero por el que se precipitó Julen tiene un diámetro pequeño. Se trata de un pozo de prospección de alrededor de 25 centímetro utilizado para buscar agua y que se encuentra en una finca privada.

El trabajo de los equipos de rescate en este pozo es «técnicamente muy complicado», por lo que se analizan «todas las alternativas posibles para acceder, localizar y rescatar» al pequeño, del que este lunes se ha encontrado una bolsa de chuches.

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Los profesionales implicados en el rescate han informado de que la profundidad del pozo es de alrededor 110 metros y que no está entubado.

El pozo es tan estrecho que es imposible que una persona adulta pueda acceder a través del agujero. Por ello, se está trabajando inicialmente con cámaras para tratar de localizar al niño. No se descarta realizar un pozo paralelo.