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El capitán de la Guardia Civil que dirigió la investigación del asesinato de Karina Rosales en mayo de 2012 en sa Caleta de Eivissa, ha explicado este martes al jurado que, cuando tomaron declaración al acusado, contó que el cadáver estaba tapado con tablones, un detalle del crimen que solo el autor podía conocer.

El acusado dijo que había leído esa descripción de la escena del crimen en los periódicos, pero el comentario llamó la atención de los investigadores porque las noticias del suceso decían que el cadáver apareció cubierto con troncos, escombros y cartones, pero ninguna mencionaba tablones, ha explicado el capitán en su comparecencia como testigo durante la segunda jornada del juicio.

El instructor ha explicado que esa declaración «fue un punto de inflexión» porque «nadie podía saber en absoluto que el cuerpo de Karina apareció oculto por unos tablones» y al ser «las palabras exactas que utilizó» el acusado, lo consideraron un detalle que «solo podía conocerlo el autor del hecho», ha añadido.

El jefe de la investigación ha detallado que la escena del crimen reflejaba que «no fue un episodio rápido» sino una agresión continuada y que la mujer primero fue cogida por los pelos y zarandeada por el agresor, golpeada en la cabeza y luego herida mortalmente con arma blanca en el cuello.

Otros agentes han añadido que la mujer se defendió, presentaba heridas en los dedos y un antebrazo y dejó un reguero de sangre a lo largo de un camino desde donde fue atacada la primera vez hasta donde fue hallado su cuerpo cerca de un aljibe, junto a una casa semiderruida.

El instructor ha explicado ante el jurado que no hallaron huellas del acusado en el lugar del crimen, ni en el cuchillo, ni en los tablones ni en varias piedras recogidas, ni encontraron nunca el bolso de la víctima.

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Varios agentes que participaron en la investigación han relatado al jurado otros indicios que les llevaron a acusar del crimen al policía local de Sant Josep con quien la víctima residía en acogida y mantenía una relación, como las incongruencias en su relato de lo que hicieron esa tarde, y su versión de que dejó a la mujer en un bar de Eivissa.

Según los investigadores, el seguimiento de los móviles de ambos ofrece ubicaciones que contradicen el recorrido que relató el acusado, ya que los sitúa a los dos en Sant Antoni por la tarde. Las cámaras de la autovía tampoco corroboran el supuesto traslado a Eivissa.

Si bien dos camareras dijeron haber visto a Karina en el bar de Eivissa donde el acusado dice que la dejó, tanto las ubicaciones de móvil como la imagen de una cámara de seguridad que grabó a la mujer en Sant Antoni lo desmienten.

Dos de los trece guardias civiles que han declarado este martes como testigos también han destacado que les llamó la atención que el día del suceso el acusado lavó su furgoneta, incidiendo especialmente en los bajos del vehículo, y que no hallaron la ropa que llevaba puesta en ese momento y con la que fue grabado por la cámara de seguridad del lavadero.

Los agentes también interrogaron a otros dos hombres, además del acusado, en relación con el crimen, pero descartaron su participación tras corroborar sus coartadas.

La abogada defensora ha llamado la atención sobre el hecho de que hubo una llamada realizada a México desde un teléfono móvil de la víctima que nunca se ha encontrado, y que se hizo horas después de que fuera asesinada.

La Fiscalía pide 12 años de prisión para F.R.R., el único acusado, y reclama 200.000 euros de indemnización para los padres de la víctima. El juicio continuará mañana a las 9.00 horas.