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El gran incendio de Morna en Eivissa que arrasó 1.570 hectáreas en el año 2011 fue provocado por un apicultor al que se le escapó una chispa del ahumador con el que trabajaba en una colmena. Con todo, la Audiencia considera que no existió delito en su actuación porque su imprudencia fue «leve» y no de la gravedad exigida por el Código Penal. La Fiscalía reclamaba una condena de once años de cárcel para el apicultor que estuvo más de un año en prisión provisional por estos hechos.

La sentencia de la Sección Primera deja abierta a su vez la puerta a que los afectados por las llamas acudan a la vía civil para reclamar una responsabilidad económica al apicultor.

La Sala señala que esa mañana el apicultor acudió a primera hora a la colmena, cuando el calor aún no era muy alto y que, en ese momento no hacía viento. Además, señala que Martín Norberto Candioti tenía conocimientos y que utilizó el mismo procedimiento que todos los apicultores de la Isla a la hora de utilizar el instrumento. Añade que la chispa pudo estar latente durante un tiempo y que, por eso, no hay una conducta de la gravedad suficiente para una condena.