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El titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Pamplona ha condenado a 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad, a seis meses de alejamiento y a pagar una indemnización de 213,22 euros por un delito de lesiones a un padre que pegó a su hijo de 8 años porque no hacía los deberes.

Los hechos, según consta en la sentencia, que es recurrible, tuvieron lugar en 2012 en Tudela cuando el acusado, Miguel Ángel Alonso, de 36 años, «en estado de máxima irritación» porque su hijo llevaba día y medio sin hacer los deberes de matemáticas, le dio una colleja, lo agarró con fuerza del brazo izquierdo, lo levantó de la silla donde estaba sentado, lo tiró sobre una cama y le dio «varios azotes en los glúteos».

A consecuencia de estos hechos, que fueron presenciados por una hermana de 5 años, el niño sufrió hematomas en el antebrazo izquierdo y otro más en el labio superior, que se curaron a los siete días.

En el momento de los hechos, al estar los padres de los niños separados, el acusado veía a sus hijos mediante un régimen de visitas establecido judicialmente, ya que la custodia estaba atribuida a su esposa.

El magistrado considera en la sentencia que lo sucedido ese día excede «notoriamente» del derecho de corrección del acusado hacia su hijo.

El padre del menor ha comentado a Efe que la sentencia le parece «excesiva» porque «yo he luchado por mis hijos todo lo que he podido y más».

«No entiendo cómo hemos podido llegar aquí» y que «me condenen como a un delincuente» por haber tenido «un enfado» con el niño, ha asegurado Alonso, que ha subrayado: «Si yo no hacía las cosas, mi propio profesor me daba una colleja».

Alonso ha afirmado que no era necesaria esta condena, porque ya ha sufrido una en el último año y medio, desde que sucedieron los hechos en septiembre de 2012, periodo de tiempo en el que ha visto a sus hijos mediante un régimen de visitas más restringido en casa de los abuelos. «Ya he pagado más que suficiente el haber pegado a mi hijo una colleja», ha resaltado.

«Yo la conciencia la tengo tranquila, porque no soy una persona que utilice esas cosas, porque sé que mi hijo el día de mañana no va a poder decirme que le di una paliza, que es lo que a mi me avergonzaría», ha aseverado Alonso.

Su abogado, Jesús Manuel Alonso Jiménez, ha señalado al respecto a Efe que es posible que a Alonso «se le fuesen un poco los nervios» en un momento determinado, pero «también es cierto que los padres deben poder hacer algo para imponer alguna medida correctora educativa».

«Yo mismo, sin haberme criado en ningún ambiente de agresión ni de violencia por parte de los padres, sí recuerdo que alguna vez mi padre me ha dado algún azote» e incluso «creo que he sabido agradecerlo y me ha servido», ha declarado.

El abogado ha manifestado que el padre del niño sólo intentaba «educar a sus hijos» y no se merece «estos varapalos».