Entrada a la vivienda donde se ha encontrado al fallecido con signos de violencia. | Alejandro Sepúlveda

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Pollença golpeada de nuevo por la violencia extrema. Dos muertes, en menos de 15 días, es la carta de presentación de un panorama trágico y preocupante. Sobre la una de la madrugada de ayer, familiares de Llorenç Colom Cabanellas, jubilado de 84 años de edad y conocido popularmente como Llorenç de Ca l’Hereu, hallaron su cuerpo sin vida y alertaron a los equipos de emergencia.

En un primer lugar, agentes de la Policía Local de Pollença se personaron en el lugar y al ver la gravedad de los hechos avisaron a la Policía Judicial de la Guardia Civil de Pollença que se hicieron cargo de la investigación.

Al parecer, la hermana del fallecido quedó con Llorenç el pasado miércoles y éste no se presentó. Por ese motivo, preocupada por su hermano, acudió a su domicilio, sito en el número 18 de la calle Gonzalo Ferragut.

Una vez allí, la mujer pudo ver el cadáver tapado con una manta, en decúbito supino y con dos fuertes golpes provocados por un hacha. El suelo estaba todo ensangrentado y parece que hubo ensañamiento en el ataque.

Hasta el municipio de Pollença también se desplazaron, a primera hora de ayer, agentes del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil para participar en la investigación. Por el momento no se han practicado detenciones, pero todo apunta a que la víctima conocía a su agresor porque la puerta no estaba forzada.

Los vecinos de la zona, nada más tener constancia de lo acontecido, afirmaron: «No entendemos absolutamente nada. Llorenç era un hombre muy tranquilo. Era un soltero de 84 años que no se metía nunca con nadie. Estaba jubilado y su casa no era muy frecuentada. En Pollença estamos consternados. En lo que llevamos de año ya se han cargado a dos jubilados», concluyen.

Familiares de Llorenç Colom comentaron que «hace años que estaba jubilado. Llorenç era un buen hombre. Trabajó muchos años en una empresa haciendo bloques, pero después le ofrecieron un puesto como jardinero en la finca de Ternelles (propiedad de la familia March). De hecho, doña Leonor, nada más enterarse de la noticia, nos llamó muy apenada y nos dio el pésame», concluye una sobrina del fallecido.