Alba Mary Mesa Reyes, ayer, en el banquillo de los acusados antes de empezar el juicio que se celebra en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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«Me ha dolido lo que ha sucedido». Alba Mary Mesa Reyes, la acusada de apuñalar en el cuello y matar a su exnovio, César Augusto, Rendón en Sant Antoni de Portmany insiste en que se defendía de una violación. La mujer de 36 años de edad insistió en la primera jornada del juicio por el crimen en que esa noche se reunió con su expareja y que, una vez en el coche, la víctima le llevó a un descampado.

La acusada relató que: «Empezó a decirme que quería estar conmigo, que no aguantaba más. Me cogió del brazo con la mano derecha y con la otra me tocaba. Entré en pánico y le pedía que me dejara bajar. Él decía que no». Alba Mary explica que entonces buscó en el coche algo con lo que defenderse. Encontró un cuchillo de grandes dimensiones justo al lado del freno de mano. «Él lo vio, pero la obsesión de esa noche era estar conmigo y no hizo nada por dejarme salir». Al contrario, la versión de la acusada es que le sujetó la mano en la que llevaba el cuchillo y siguió manoseándola e intentó quitarle los pantalones.

Se abalanzó hacia ella y entonces «se va el cuchillo hacia su cuello». Esa misma expresión o similar fue repetida en varias ocasiones por Alba Mary que narró todo este episodio con un tono lineal, sin mayores muestras de emoción. El filo del cuchillo entró entre seis y ocho centímetros en el cuello de la víctima que aún se lo arrancó, puso en marcha el coche y condujo hasta que en una rotonda sufrió un accidente. Allí murió.

La víctima alega que usó una defensa proporcional para repeler esa supuesta agresión sexual. Frente a ella, la Fiscalía la acusa de un homicidio y pide doce años de cárcel para ella. La fiscal insistió en que el sentido de la puñalada cuestiona la versión de la acusada. Por su parte, la acusación particular califica los hechos como asesinato y reclama veinte años de cárcel para Alba Mary. Sostiene que ella llevó el cuchillo de forma premeditada.

En la sesión de ayer, varios amigos y familiares de la César Augusto declararon que nunca vieron el arma en el coche. El acusado y la víctima habían sido pareja durante seis años y rompieron apenas un mes antes del crimen, que tuvo lugar en abril de 2012.