Los equipos de emergencias rescatan al único superviviente del accidente aéreo de Marratxí. | V. VASILEV

TW
7

Un mes después del accidente aéreo de Marratxí, que se saldó con tres fallecidos y un herido muy grave, el primer informe apunta a un fallo humano como causa de la caída de la avioneta. Los flaps estaban desplegados al máximo, lo que provocó resistencia y restó velocidad al aparato, según consta en el atestado entregado al juzgado.

El informe definitivo, sin embargo, todavía se está confeccionando y será Aviación Civil el que de a conocer las conclusiones, presumiblemente en unos meses.

50 metros

La Policía Judicial de la Guardia Civil ha reunido en su atestado las declaraciones de los testigos, un vídeo que grabó la secuencia de vuelo, el reportaje fotográfico y los resultados de las pruebas de ADN de las víctimas.

La grabación ha permitido confirmar que pocos minutos después de despegar del aeródromo de Son Bonet, la Cessna 172 pilotada por Ignacio Carretero, de 23 años, no volaba a la altura adecuada. Los flaps desplegados se lo impedían y el piloto se encontró ante una disyuntiva: si los desactivaba de golpe, perdería con seguridad el control del aparato, así que sólo le quedaban dos opciones: girar y regresar a la pista o aterrizar. Los investigadores creen que no optó por esta última posibilidad porque la carretera Ma-13A, a la altura del kilómetro 7, estaba atestada de coches y podría haber sido una tragedia aún mayor.

En la cinta se puede ver cómo la avioneta intenta girar y es entonces cuando cae desde unos cincuenta metros de altura, sobre un terreno ubicado entre el cementerio de Bon Sosec y el centro comercial Alcampo. El impacto fue tremendo y el aparato quedó envuelto en llamas. Ernesto Jesús Sánchez, un argentino de 23 años, Jonan Alberto Buitrago Ordóñez, colombiano de 35, y la española Elisabeth Rubio fallecieron en el accidente, del que sólo sobrevivió el piloto.

Los investigadores han descartado que Ignacio Carretero fuera novato, ya que a pesar de su juventud había acumulado muchas horas de vuelo y quería ser piloto comercial. El aviador embarcó a sus tres amigos para darles un paseo a media altura por la isla y sobrevolar la costa. Apenas no se había alejado dos kilómetros de la pista de Son Bonet, cuando intentó girar porque no ganaba ni velocidad ni altura. Tras estrellarse, un guardia civil fuera de servicio y otros conductores que se habían detenido en la carretera fueron los primeros en acudir en auxilio de las víctimas de la avioneta.